BIENVENID@ A ESTE BLOG

BIENVENID@ A ESTE BLOG
La Esencia de la Diosa vive en el corazón de cada mujer y en el de algunos hombres sensibles que saben serlo sin perder por ello su masculinidad. Espero de todo corazón que te guste el contenido de esta página y te animo a participar en ella activamente publicando tus comentarios o utilizando el botón "g+1" para recomendar las entradas que te gusten.

viernes, 30 de octubre de 2015

EL OCASO DE ATÓN

Los más íntimos secretos del Faraón Hereje Akhenatón, desvelados desde la óptica personal de quien mejor le conocía: su propia esposa Neferneferuatón Nefertiti.
En medio del cisma religioso y político que agita el País de la Doble Corona y amenaza con su aniquilación total, es ella quien nos cuenta su azarosa vida. A través de sus palabras, la Reina más hermosa de toda la Historia recrea la vida y costumbres de la corte egipcia en un momento de su Historia particularmente difícil.
La exhaustiva investigación histórica que da cuerpo al relato permite delinear unos personajes muy humanos, que se mueven sobre un importante trasfondo espiritual y metapsíquico que deja al descubierto una atrevida idea relacionada con el mito de los «dioses» egipcios que un día llegaron del cielo en sus Naves de los Millones de Años: en contacto con sus propias Esencias, Akhenatón y Nefertiti recibirán mensajes de las estrellas y juntos desafiarán al mundo, intentando introducir en Egipto la idea de un Dios único.


¡Por fin ha llegado el momento que tanto habíais reclamado!
Si "YO ISIS, la de los Mil Nombres" os emocionó, estoy segura de que "El ocaso de Atón" os atrapará desde las primeras páginas.
"El ocaso de Atón" sitúa la acción en un momento particularmente difícil de la historia de Egipto y, aunque el contexto es bastante diferente y sus personajes totalmente humanos, sigue recogiendo la idea del primer y segundo libros de la saga a pesar de que "La Hija de los Dioses" fuera un total fiasco editorial, imposible de leer. Afortunadamente he podido recuperar los derechos sobre el manuscrito y espero que en poco tiempo pueda subirlo a la red con el texto completo y correcto tal como fue escrito, en una nueva página web interactiva que estoy preparando.
Pero el aquí y el ahora es "El ocaso de Atón".
Os convoco a todos a la presentación de este nuevo libro, que tendrá lugar el próximo día 11 de Noviembre, miércoles, a las 19,00 horas, en la Biblioteca Vapor Vell, Pasaje del Vapor Vell s/n, de Barcelona.
Justo detrás de la estación de Sants, la encontraréis fácilmente pinchando en este enlace: https://www.google.es/maps/place/Biblioteca+Vapor+Vell/@41.3767899,2.1344987,15z/data=!4m2!3m1!1s0x0:0xc581d52a8e5b8753
Al final de la presentación estaré firmando ejemplares.
Además, para todos aquellos que podáis seguir un programa en catalán, os informo que podéis escuchar la primera entrevista sobre el libro en el programa "Nits de Misteri", de Sebastiá Darbó, el fin de semana del 7 y 8 de Noviembre. Oportunamente os haré saber día y hora exactos.
¡Os espero!

sábado, 17 de octubre de 2015

Misterios de Montserrat: Fra Garí

El seny catalán parece hoy bien poco relacionado con la transmutación de los metales, considerada como una quimera fascinadora si, pero quimera al fin y al cabo. Sin embargo, existieron incluso reyes alquimistas y un sinnúmero de leyendas nos hablan de un universo de transformación de la materia en oro, del cuerpo en oro espiritual.
Cerca de la calle Comtal de Barcelona, en la calle de las Magdalenas, hay un edificio singular, el Palau Valldaura, que fue palacio del Conde Guifré el Pelòs y al mismo tiempo la cárcel de Fra Garí. La de Fra Joan Garí es una de las leyendas catalanas más conocidas, cuya inspiración hermética es innegable y que pasa por ser un ingenuo divertimiento para niños.
Fra Garí era un ermitaño de la montaña mágica de Montserrat famoso por su santidad y poder de sanar. Un día el diablo decide tentarlo y en su infinita maldad, hace que el conde Guifré le envíe a su hija enferma, la bella Riquilda, para que Fra Garí la sane. Al llegar la muchacha a la montaña sagrada, Fra Garí la viola; luego, horrorizado por su pecado, la mata.
Arrepentido, Fra Garí decide implorar el perdón del papa. La montaña sagrada ha sido profanada por su pecado y los prodigios y malos augurios se suceden durante su peregrinación: una piedra se comba por su peso, las plantas mueren a su paso y finalmente al llegar a la Ciudad Eterna el Papa no puede oír las campanas que doblan al recibirlo.
El Papa tras ser informado por Fra Garí de su horrible pecado le comunica que ignora si el Cielo le perdonará: para tener un augurio, el Santo Padre trazó un círculo en torno al ermitaño: si las entrañas de la tierra se lo tragaban, él nada podría hacer, si no ocurría esto estaría en condiciones de imponerle una penitencia. La Tierra no se lo tragó. La penitencia consistió en que Fra Garí debería andar a cuatro patas como un animal, sin comer otra cosa que hierbas y raíces, lavarse ni cortarse el pelo, hasta que un día el Niño Jesús lo liberara de su culpa. Así regresó a la Montaña Sagrada y durante años llevó esta vida animalesca.
Años más tarde, en el curso de una cacería en Montserrat, el conde Guifre divisó la forma salvaje de Fra Garí, ignorando quién era; pensando que era una bestia extraña lo capturó y se lo llevo a su palacio barcelonés; por entonces Fra Garí ya estaba convertido en un amasijo extraño de suciedad, pelos que le llegaban a los pies, etc. En el curso de un bautizo Guifré hizo que trajeran a la fiesta a Fra Garí para ver si alguien podía decir de qué animal se trataba. Al llegar a la sala, Fra Garí bailó y se contorsionó hasta que el niño recién bautizado exclamó, contra todo pronóstico: “Fra Garí, levántate, que Dios te ha perdonado” Y Fra Garí se alzó. Ante la fiesta Fra Garí explica su historia y el buen conde le expresa su deseo de encontrar el cadáver de su hija. Parte la comitiva hasta Montserrat y encuentran que la doncella ha resucitado.
La figura de Fra Garí es el buscador, el peregrino, que vivió en un estado edénico hasta que la atracción por la materia lo precipitó en la “caída”. Esta atracción está representada por Riquilda, hija del Conde Guifré: este último representa el Todopoder, en términos herméticos, el “Spiritus mundi”, del que Riquilda es una parte, símbolo del alma individual. Pero la unión entre un buscador no suficientemente purificado con el núcleo central de la personalidad -el alma- no puede sino ser fatal. El alma es ahogada -asesinada- por los impulsos materiales, en este caso de Fra Garí. Este peso de lo material se muestra en el episodio de la piedra combada por el peso del ermitaño, que, por otra parte, a su paso, produce la muerte de las plantas.
Pero aún queda esperanza para él: el fuego-calor de las entrañas de la tierra no se lo traga: hay algo en él, todavía que le permitirá manifestar el “fuego luz” que lleva dentro, pero para ello deberá “mortificar la materia”. Es por eso que el Papa le condena a vivir en posición que indica caída, muerte, como un animal en posición horizontal. La “materia prima” se va purgando y evidencia toda su suciedad en forma de larga pelambrera que cubre al pobre ermitaño. Es, finalmente, un niño -un hombre nuevo- el que lo redime y le permite adoptar nuevamente la posición vertical erguida. Las contorsiones que realiza Fra Garí antes de que el niño le autorice a alzarse son la dramatización de las violentas reacciones de la materia hasta la última etapa de perfeccionamiento de la misma.
Es en esta última fase cuando Fra Garí se reúne otra vez en la montaña mágica con su amada, que está viva y fresca como una rosa: el alma individual ha salido del estado de latencia en el que se encontraba.
La más alta y noble de las ciencias tradicionales, la alquimia, fue incuestionablemente practicada sobre suelo barcelonés.

Misterios de Montserrat: Íñigo López de Recalte

En el siglo XVI llegó a Montserrat un guerrero vasco que se hacía llamar Íñigo y que, en el momento de entrar en la basílica y ver a la Virgen, experimentó una fuerte conmoción espiritual, que acabaría por generar un cambio radical en su vida. Aquel guerrero supo que tenía que quedarse un cierto tiempo viviendo cerca de la montaña y, tras algunos días de oración, dio sus pertenencias a los pobres y se instaló como anacoreta en una cueva de la zona de Manresa mirando hacia la montaña. Allí vivió unos meses, entre alucinaciones y tentaciones, en que nos habla de una fantástica serpiente de luz y de estados místicos de éxtasis junto al río, de arrebatos y de otros estados alterados de conciencia. Lo cierto es que, a partir de la energía que obtuvo en Montserrat, este Iñigo se convirtió en San Ignacio de Loyola, escribiendo sus Ejercicios Espirituales junto a la montaña de su conversión e iniciando la gigantesca tarea de fundar la Compañía de Jesús. Según el Dr. Octavi Piulats: “Montserrat fue considerado un lugar sagrado por todas las culturas que vivieron en su entorno. En su ámbito natural se han producido milagrosas curaciones y conversiones tan señaladas como la de Ignacio de Loyola. El profundo misterio de su impacto espiritual, como los extraños fenómenos que registra su historia, son objeto de investigación para los más variados campos del saber: desde la geobiología hasta la ufología. Como la vida misma, este macizo tiene un lado luminoso y un lado oscuro, menos conocidos que su leyenda cristiana de la «Moreneta», y cuyos enigmas hemos querido explorar”.
La clave de la montaña es su naturaleza mistérica y el impacto que produce espiritualmente en la gente. Es posible que la frase que mejor la define sea la del poeta alemán Schiller: «Montserrat absorbe a todo hombre desde el mundo exterior hacia el mundo interior». Este paraje se presenta así, para el genial autor romántico, corno una vía al «conócete a ti mismo» socrático. Y esa atracción que él detectó con su fina sensibilidad también describe la vivencia de los ermitaños y anacoretas que han unido su búsqueda interior a esta montaña.

Misterios de Montserrat - Hitler

Hitler perteneció a una gran logia de ocultistas y que tuvo una relación muy cercana con Erik Hanussen, famoso astrólogo y vidente. La dependencia de Hitler se volvió tan grande que, aunque varios de sus colegas descubrieron que Hanussen había contraído matrimonio con una judía en la primera guerra mundial, lo hospedó en su propia casa hasta su muerte, en 1933. Entre las obsesiones de Hitler se encontraban la lanza de Longinos y el Cáliz Sagrado o Santo Grial. Según se afirma, Hitler encontró el lugar donde se hallaba el Grial. Este sitio tan esquivo era “El monasterio de Monserrat”, donde junto a sus principales asesores se embarco hacia su sueño más deseado. El Monasterio de Montserrat cuenta con innumerables cuevas asentadas sobre un lago subterráneo. Cuenta el relato de un monje catalán del siglo XVIII (conocido como el padre Gerard Joana) como penetró por los pasadizos secretos del monasterio encontrando un gran torrente de un lago interno que no lo dejo seguir en su camino. Esto incentivo aun mas a Hitler, que convocó a Karl Willigut, que poseía la facultad de rememorar hechos del pasado, para saber la ubicación exacta del cáliz. En 1940, Willgut junto al jefe de las SS Himmler, se dirigió hacia Catalunya en busca de nuevas respuestas. Ya en Montserrat, Himmler llevaba consigo una guía singular, llamada “La Corte de Lucifer”, libro que el jefe de las SS ordenó distribuir entre los altos oficiales del alto mando. En base a este libro se sabe que Himmler no solamente buscaba la presencia del Grial en Montserrat, sino que también quería descubrir el secreto de la llamada montaña mágica. El fundador de las temibles SS, conocidas también como la “Orden Negra“, creía que en el cenobio benedictino de este recinto podría encontrar las claves para hacerse con el Grial, uno de los objetos que los nazis buscaron con más ahínco. Y es que Adolf Hitler estaba persuadido de que el Santo Cáliz le permitiría acceder a un poder que le garantizase el dominio del mundo.
De hecho, pese al evidente fracaso de Himmler para hacerse con el Santo Cáliz durante la II Guerra Mundial, la obsesión nazi por Montserrat no se esfumó. Sabemos, por ejemplo, que en enero de 1942, mientras hojeaba un libro ilustrado sobre España, Hitler exclamó: “¡Montserrat! La mera palabra hace que reviva la leyenda. Tiene su origen en el encuentro hostil entre los moros y los elementos romano-germánicos. Un país encantador. Uno bien se puede imaginar allí el castillo del Santo Grial“. Imaginación fue, de hecho, cuanto los nazis se llevaron de su visita a la montaña catalana en 1940, El paseo de Himmler por Montserrat se presentó más problemático de lo esperado. Ni el padre Marcet ni el padre Escarré, quisieron recibir a Himmler, ya que en esa época se le atribuía un declarado odio hacia los católicos alemanes. Y, por este motivo, los recibió el padre Ripoll. Después de una simple visita por la basílica decidieron que al día siguiente ingresarían en las catacumbas. Pero esta visita fue cancelada, cuando el portafolio que contenía los planos de los pasadizos desapareció misteriosamente. Muchos años después, miles de personas visitan año a año el Monasterio en busca de respuestas, pues la montaña de Montserrat sigue albergando uno de los misterios más grandes de la Humanidad. Poco pudo responder aquel religioso a los ocultos intereses de Himmler. Pero, cuando se ofreció cortésmente a enseñarle el monasterio, el general Karl Wolf, uno de los integrantes del séquito de Himmler, lo detuvo en seco de un empellón: “Perdone ?le dijo- A su excelencia no le interesa el monasterio, sino la Naturaleza“. ¿A qué fue exactamente Himmler a Montserrat?
Aparentemente, hubo una lucha de poderes ocultos en el transcurso de la II Guerra Mundial. No sólo se combatió en los campos de batalla, en una confrontación como hasta entonces no se había contemplado. También hubo una guerra subterránea en la que los bandos enfrentados trataron de volcar a su favor las fuerzas del poder oculto, que escapan a los planteamientos puramente racionales. Para los iniciados, el reiterado gesto del primer ministro británico de marcar con sus dedos una supuesta “V” de victoria era mucho más que eso: se trataba de un signo con el que hacer frente a los poderes invocados por el enemigo. Se afirma que Winston Churchill llegó a reunir al poderoso círculo de magos de Coventry para contrarrestar los movimientos que los nazis realizaban en el campo de la lucha de los poderes ocultos. De hecho, muchos de los más cualificados dirigentes nazis fueron gente iniciada en los secretos del ocultismo o formaron parte de algunas sociedades esotéricas. Tal fue el caso, por ejemplo, de Alfred Rosenberg, uno de los principales ideólogos del nazismo y cualificado miembro de la Sociedad Thule, que, aunque definida como una asociación para promover el estudio de las tradiciones germánicas era, en realidad un centro de reunión de importantes ocultistas.
El propio Adolf Hitler, cuyo interés por el ocultismo es bien conocido, se sintió atraído por la presunta fuerza de determinados objetos. Se cuenta que durante su juventud pasaba horas extasiado ante una vitrina del museo del palacio Hofburg (en Viena) donde se guardaba la llamada Lanza de Longinos, la misma que, según la tradición, habría utilizado el centurión romano para lancear el costado de Jesucristo en la cruz. También es sabido que la infancia y la adolescencia de Rudol Hess transcurrieron en Egipto, donde entró en contacto con algunas de las escuelas esotéricas allí existentes y llegó a recibir grados de iniciación. Una vez en la Alemania que contempló el ascenso del nazismo, alcanzó fama de ser un solvente ocultista. Por su parte, Heinrich Himmler vivió obsesionado con hacerse con determinados objetos considerados eficaces talismanes, con el fin de alcanzar el poder que se les atribuía. Himmler fue, además, un ferviente defensor de la metempsicosis y se consideraba la reencarnación del emperador Enrique II Hohenstaufen, apodado “el Pajarero“.
Centrémonos en este personaje, fundador de las SS, la policía política del régimen nazi. Himmler estaba convencido del papel de dominadora que la raza aria habría de ejercer sobre los demás pueblos del planeta y de que esa supremacía se convertiría en algo indestructible si los nazis conseguían apoderarse de algunos objetos dotados, presuntamente, de un poder legendario. Se afirma que su obsesión por el ocultismo alcanzaba límites insospechados y que siempre viajaba con libros relacionados con el esoterismo, entre ellos el famoso Parcival, de Wolfram von Eschenbach. De hecho, durante su visita a Montserrat, en busca del Grial, Himmler mostró su interés en saber si la biblioteca de los benedictinos atesoraba algún documento en torno a la obra de Von Eschenbach. Los monjes lo negaron. Pues bien, convertido en uno de los hombres más poderosos de la Alemania nazi, Himmler creó en 1935 la Ahnenerbe, denominación con la que se bautizó a la Sociedad de los Estudios para la Historia Antigua del Espíritu, a la que se conocería también con el nombre de “Herencia de los Ancestros“.
En su seno se constituyeron diversos departamentos especializados en investigar los antecedentes históricos de la raza alemana, rescatar sus tradiciones y difundir entre la población la cultura tradicional del pueblo germánico. Otro de sus departamentos, probablemente el más famoso, fue el de arqueología germánica, al que se encomendó la realización de extrañas expediciones con el propósito de buscar reliquias o talismanes a los que se atribuía un extraordinario poder, como el Arca de la Alianza o el Grial. La obsesión de Himmler por poseer el Grial llevó a los nazis a una sistemática búsqueda por todo el Languedoc francés, siguiendo las tesis formuladas por el investigador Otto Rahn.
Ya en la Catalunya de la década de 1930, varios escritores habían alimentado la idea de Montserrat como refugio del Grial. Autores como Manuel Muntadas Rovira o Marius André subrayaron esa idea en sus textos. Y de ahí a interesar al mismísimo Himmler quedaba ya sólo un paso. Su obsesivo deseo de hacerse con el Grial llevó al responsable de las SS a la montaña más emblemática de Cataluña el 23 de octubre de 1940, precisamente el mismo día en que Hitler y Franco se entrevistaban en la ciudad francesa de Hendaya. En su visita a Montserrat, Himmler estuvo acompañado por diferentes autoridades franquistas, como el alcalde de Barcelona, Miguel Mateu, o el capitán general de Cataluña, el general Orgaz, además de un numeroso séquito, del que formaba parte el general de las SS Karl Wolf -otro individuo obsesionado con el Grial y muy relacionado con los círculos ocultistas del nazismo-. La visita no estuvo exenta de incidentes. A su llegada al monasterio, el poderoso Himmler se encontró con la negativa a recibirle de los máximos responsables de la comunidad, los padres Marcet y Escarré, que no quisieron ejercer de anfitriones del jerarca nazi, alegando que no hablaban alemán.
La actitud de los benedictinos, que encomendaron la tarea a un joven monje, produjo un momento de fuerte tensión y la irritación de las autoridades locales. No acabaron aquí los incidentes, ya que al todopoderoso jefe de las SS le fue robada una cartera en la suite del hotel Ritz, donde se alojó durante su estancia en Barcelona. El escándalo fue monumental, aunque la policía franquista procuró que no se difundiese la noticia de un robo que la dejaba en muy mal lugar, dadas las connotaciones que concurrían. Sin embargo, pese a que las autoridades pusieron un particular empeño ya que se movilizó a toda la policía de Barcelona, la cartera nunca se encontró. Corrió el rumor de que contenía importantes documentos relacionados con el Grial e incluso se afirmó que en ella se guardaban unos antiguos planos de Montserrat, en los que podrían estar señalados los puntos clave para hacerse con el Grial. Se barajaron varias posibilidades respecto al robo, entre ellas la de que éste hubiera sido perpetrado por el servicio secreto británico, que por aquellas fechas tenía algunos destacados agentes en Barcelona. Ésta era una versión que convenía a la desconcertada policía franquista, ya que señalaba a uno de los mejores servicios secretos del mundo, lo que hacía menos penoso el oprobio que había caído sobre ellos a los ojos de sus alarmados jefes. Lo cierto es que la cartera de Himmler nunca apareció y, en consecuencia, tampoco se supo cual era su contenido. Un suceso que ha permitido alimentar todo tipo de especulaciones.

sábado, 3 de octubre de 2015

Misterios de Montserrat - Leonardo Da Vinci

¿Por qué vino Leonardo a Catalunya? Por tres razones: por el encargo que el monasterio de Montserrat le hiciera de pintar su San Jerónimo (así como alguna virgen; tal vez su Virgen del Gato, hoy perdida); por su condición de practicante del culto cátaro, vivo en sus días tanto en Italia como en Catalunya, y por su afición a la Alquimia. A este respecto, Julio II, abad de Montserrat por esos años, es conocido como el Papa Alquimista. Tanto el catarismo como la alquimia se practicaban en Catalunya. Cerca de Flix, en Tarragona, se han hallado lugares de culto cátaro, datados hacia finales del siglo XV. Montserrat y el monasterio de Sant Cugat del Vallès eran academias alquímicas. En la Biblioteca de Montserrat se conservan algunos incunables de contenido alquímico. A este respecto pueden verse unas inscripciones cátaras cerca de Flix, en Tarragona. Están datadas hacia finales del siglo XV. En ellas encontramos la palabra “Magdalena”.
El “melocotón alquímico”, cristalizado en piedra, conservado en el Museo Arqueológico de Barcelona fue encontrado en 1972 escondido en una hornacina del monasterio de Sant Cugat, en Barcelona. Actualmente está guardado en una cámara acorazada.
Catalunya fue un refugio de cátaros tras las Cruzadas contra los Albigenses. La población se dobló prácticamente. Otro buen montón de cátaros fue a parar al Norte de Italia. Nunca se perdió el contacto entre ambas comunidades. “Catalunya” deriva de un apellido con origen en Carcassona (Catalan). Su primera mención tiene lugar en tiempos de Ramon Berenguer III. Si bien la primera vez que se tiene constancia del apellido “Catalan” en Catalunya es en Montserrat, en 1125. Con anterioridad, Catalunya no existía. Era simplemente una prolongación del Reino-Condado de Barcelona. Catalunya recibió su nombre de los refugiados cátaros. Tal vez entonces se empezara a llamar “tierra de los cátaros”, o Catalunya. Según José Luís Espejo, “Catalan”, como “cátaro”, no deriva de “katarós” (puro), sino de “cattus” (gato). No en vano, el último cátaro, quemado en 1321, de nombre Belibaste, tenía un nombre compuesto: Bel y Bastet. Bel era el Ser Supremo cananeo (equivalente a nuestro Yahvé), y Bastet era la diosa gato de los egipcios (equivalente a Isis, o a Ishtar). Catalunya sería la “tierra del gato”, del mismo modo que Occitania, más al norte, sería la “tierra de la oca”. Es curioso que Leonardo pintaría una “Virgen del gato”, hoy perdida, y una Leda acompañada de un cisne (cisne-oca, ambos tienen el mismo valor simbólico), de la que sólo se conservan copias.
Por un lado, Leonardo estuvo en Catalunya, y en Montserrat aprendió algunos secretos importantes. Ello se refleja en la sonrisa sardónica de La Gioconda; Por otro lado, catarismo e identidad catalana están íntimamente ligados. Ello sigue siendo una realidad entre las elites de este país. Sólo por cuestiones de tipo religioso la cultura catalana ha resistido los embates de la castellanización. Por lo que se refiere al contexto histórico, las relaciones comerciales entre las ciudades de Barcelona y Florencia a finales del siglo XV eran muy intensas. Y las dos familias de los Vespucci-Despuig y los Geraldini son un ejemplo de los estrechos vínculos entre Catalunya y el Norte de Italia.
Americo Vespucci firmaba como Despuche en Sevilla según consta en documentos guardados en la Casa de la Contratación. Ello es una prueba de su linaje catalán, que vemos refrendado en la comparación de los escudos de los Vespucci italianos y los Despuig catalanes. Por su parte, los Da Vinci podrían estar emparentados con los Geraldini, que como los primeros, tenían las tres barras del Reino de Mallorca (una de las variantes de la senyera catalana) en su blasón heráldico. Por no hablar del león, incentivada por los linajes de los Despuig o los Geraldini. En definitiva, Espejo investiga una etapa de la vida de Leonardo –el período comprendido entre los años 1481 y 1483- de la que se desconoce todo: dónde estuvo, qué hizo, y porque se perdió su pista. Aporta diversas pruebas para demostrar que Leonardo estuvo en Barcelona (y más concretamente en Montserrat), como antes de él hicieron otras figuras de la historia, como Gerberto de Aurignac (el futuro papa Silvestre) Ignacio de Loyola (fundador de los Jesuitas). Porque Montserrat era una academia de alquimia. El mito del Grial tiene mucho que ver con esta fama universal, que atrajo a personajes como Goethe, Wagner o el mismo Himmler. José Luís Espejo demostra que, en Montserrat, Leonardo pintó su San Jerónimo y se inspiró para realizar La Virgen de las Rocas, La Gioconda, algunos dibujos, y para retocar La Anunciación y La Adoración de los Magos. Buena parte de la simbología de la obra de Leonardo –como su obsesión por Juan Bautista y la Magdalena- tiene que ver con las raíces cátaras de su familia. Como un elemento accesorio, se plantea la hipótesis del origen catalán de su linaje. Los Da Vinci serían refugiados cátaros del Rosellón instalados en la Toscana en el siglo XIII.

Misterios de Montserrat - El Grial

Montserrat es una montaña en la que se producen inquietantes manifestaciones energéticas. Entre los sucesos más enigmáticos, figuran las desapariciones de varias personas sin dejar rastro. Se dice que en esta montaña existen puertas inter-dimensionales. Y se afirma que hay una conexión directa entre Agharta (El llamado reino subterráneo de los dioses) y Montserrat. Se dice que la energía que mana de la montaña mágica procede de este mundo intraterrestre. En definitiva, una puerta al otro mundo. Las leyendas dicen que cuando la Atlántida cayó destruida, desapareciendo de la faz de la tierra, un grupo de atlantes supervivientes creó este “portal”, conformándose así las audaces formas de Montserrat. Algunos registros antiguos afirman que Montserrat es una montaña hueca y que en su interior existe un lago subterráneo. En entornos ocultistas se afirma que en este lugar “intraterrestre”, oculto al mundo, está conservado el Santo Grial, preciado objeto custodiado por ángeles y creador de toda la magia presente en la montaña barcelonesa. Yo tengo mis propias opiniones al respecto, que incluí en mi libro "YO ISIS, la de los Mil Nombres"
La mitología del Grial, tal y como fue conocida por la Europa de las Cruzadas, ubica la localización exacta del cáliz sagrado en el norte de España, junto a las estribaciones del Pirineo, en una cordillera o montaña llamada Mont-Salvat. Muchos creyeron que el Mont-Salvat mitológico es en realidad Montserrat, por lo que lo buscaron en sus grutas, aparentemente infructuosamente. Los nazis recogieron este testigo y lo buscaron inspirados por doctrinas esotéricas. Otto Rahn, oficial de las SS, inspeccionó Montserrat desde 1934, tras su estancia en la región de
Montsegur en el Pirineo francés. Y Himmler, el Reichführer SS, visitó Barcelona y Montserrat en 1940. Los nazis trataban de conseguir la Fuerza que emana del Grial para convertirse en invencibles.
Himmler mostró especial interés por las formaciones geológicas de la montaña, así como por el acceso a su mundo subterráneo. Montserrat se halla unida a otros diversos lugares diseminados por el mundo, conformando posibles puertas de entrada a Agharta. Se dice que Agartha no fue siempre subterránea, y no permanecerá siempre oculta; vendrá un tiempo en el que los «pueblos de Agartha saldrán de sus cavernas y aparecerán sobre la superficie de la tierra». Se hizo subterráneo «hace más de seis mil años», y ocurre que esta fecha corresponde, con una muy suficiente aproximación, al comienzo de la «edad de hierro». La leyenda explica que hay una conexión directa entre Agharta (El Reino Subterráneo de los dioses) y Montserrat y la energía que mana de la montaña mágica procede de este mundo intraterrestre. Las profecías de Agartha dicen que “cuando el ser humano olvide la divinidad, la corrupción reinará y dominará el mundo. Entonces los hombres serán seres sedientos de la sangre que despreciarán a sus hermanos y las coronas de los reyes caerán. El caos traerá una terrible guerra que azotará y destruirá todo el mundo. Sucederá en tal escenario dantesco que el Soberano de Agartha y sus leales saldrán a la superficie de la tierra para establecer el reino del espíritu… verticalidad, sabiduría, paz. Y los demonios serán arrojados al fuego que consume todas las impurezas…”.
Hitler perteneció a una gran logia de ocultistas y que tuvo una relación muy cercana con Erik Hanussen, famoso astrólogo y vidente. La dependencia de Hitler se volvió tan grande que, aunque varios de sus colegas descubrieron que Hanussen había contraído matrimonio con una judía en la primera guerra mundial, lo hospedó en su propia casa hasta su muerte, en 1933. Entre las obsesiones de Hitler se encontraban la lanza de Longinos y el Cáliz Sagrado o Santo Grial. Según se afirma, Hitler encontró el lugar donde se hallaba el Grial. Este sitio tan esquivo era “El monasterio de Monserrat”, donde junto a sus principales asesores se embarco hacia su sueño más deseado. El Monasterio de Montserrat cuenta con innumerables cuevas asentadas sobre un lago subterráneo. Cuenta el relato de un monje catalán del siglo XVIII (conocido como el padre Gerard Joana) como penetró por los pasadizos secretos del monasterio encontrando un gran torrente de un lago interno que no lo dejo seguir en su camino. Esto incentivo aun mas a Hitler, que convocó a Karl Willigut, que poseía la facultad de rememorar hechos del pasado, para saber la ubicación exacta del cáliz. En 1940, Willgut junto al jefe de las SS Himmler, se dirigió hacia Catalunya en busca de nuevas respuestas. Ya en Montserrat, Himmler llevaba consigo una guía singular, llamada “La Corte de Lucifer”, libro que el jefe de las SS ordenó distribuir entre los altos oficiales del alto mando. En base a este libro se sabe que Himmler no solamente buscaba la presencia del Grial en Montserrat, sino que también quería descubrir el secreto de la llamada montaña mágica. El fundador de las temibles SS, conocidas también como la “Orden Negra“, creía que en el cenobio benedictino de este recinto podría encontrar las claves para hacerse con el Grial, uno de los objetos que los nazis buscaron con más ahínco. Y es que Adolf Hitler estaba persuadido de que el Santo Cáliz le permitiría acceder a un poder que le garantizase el dominio del mundo.
De hecho, pese al evidente fracaso de Himmler para hacerse con el Santo Cáliz durante la II Guerra Mundial, la obsesión nazi por Montserrat no se esfumó. Sabemos, por ejemplo, que en enero de 1942, mientras hojeaba un libro ilustrado sobre España, Hitler exclamó: “¡Montserrat! La mera palabra hace que reviva la leyenda. Tiene su origen en el encuentro hostil entre los moros y los elementos romano-germánicos. Un país encantador. Uno bien se puede imaginar allí el castillo del Santo Grial“. Imaginación fue, de hecho, cuanto los nazis se llevaron de su visita a la montaña catalana en 1940, El paseo de Himmler por Montserrat se presentó más problemático de lo esperado. Ni el padre Marcet ni el padre Escarré, quisieron recibir a Himmler, ya que en esa época se le atribuía un declarado odio hacia los católicos alemanes. Y, por este motivo, los recibió el padre Ripoll. Después de una simple visita por la basílica decidieron que al día siguiente ingresarían en las catacumbas. Pero esta visita fue cancelada, cuando el portafolio que contenía los planos de los pasadizos desapareció misteriosamente. Muchos años después, miles de personas visitan año a año el Monasterio en busca de respuestas, pues la montaña de Montserrat sigue albergando uno de los misterios más grandes de la Humanidad. Poco pudo responder aquel religioso a los ocultos intereses de Himmler. Pero, cuando se ofreció cortésmente a enseñarle el monasterio, el general Karl Wolf, uno de los integrantes del séquito de Himmler, lo detuvo en seco de un empellón: “Perdone ?le dijo- A su excelencia no le interesa el monasterio, sino la Naturaleza“. ¿A qué fue exactamente Himmler a Montserrat?
Aparentemente, hubo una lucha de poderes ocultos en el transcurso de la II Guerra Mundial. No sólo se combatió en los campos de batalla, en una confrontación como hasta entonces no se había contemplado. También hubo una guerra subterránea en la que los bandos enfrentados trataron de volcar a su favor las fuerzas del poder oculto, que escapan a los planteamientos puramente racionales. Para los iniciados, el reiterado gesto del primer ministro británico de marcar con sus dedos una supuesta “V” de victoria era mucho más que eso: se trataba de un signo con el que hacer frente a los poderes invocados por el enemigo. Se afirma que Winston Churchill llegó a reunir al poderoso círculo de magos de Coventry para contrarrestar los movimientos que los nazis realizaban en el campo de la lucha de los poderes ocultos. De hecho, muchos de los más cualificados dirigentes nazis fueron gente iniciada en los secretos del ocultismo o formaron parte de algunas sociedades esotéricas. Tal fue el caso, por ejemplo, de Alfred Rosenberg, uno de los principales ideólogos del nazismo y cualificado miembro de la Sociedad Thule, que, aunque definida como una asociación para promovEl propio Adolf Hitler, cuyo interés por el ocultismo es bien conocido, se sintió atraído por la presunta fuerza de determinados objetos. Se cuenta que durante su juventud pasaba horas extasiado ante una vitrina del museo del palacio Hofburg (en Viena) donde se guardaba la llamada Lanza de Longinos, la misma que, según la tradición, habría utilizado el centurión romano para lancear el costado de Jesucristo en la cruz. También es sabido que la infancia y la adolescencia de Rudol Hess transcurrieron en Egipto, donde entró en contacto con algunas de las escuelas esotéricas allí existentes y llegó a recibir grados de iniciación. Una vez en la Alemania que contempló el ascenso del nazismo, alcanzó fama de ser un solvente ocultista. Por su parte, Heinrich Himmler vivió obsesionado con hacerse con determinados objetos considerados eficaces talismanes, con el fin de alcanzar el poder que se les atribuía. Himmler fue, además, un ferviente defensor de la metempsicosis y se consideraba la reencarnación del emperador Enrique II Hohenstaufen, apodado “el Pajarero“.
Centrémonos en este personaje, fundador de las SS, la policía política del régimen nazi. Himmler estaba convencido del papel de dominadora que la raza aria habría de ejercer sobre los demás pueblos del planeta y de que esa supremacía se convertiría en algo indestructible si los nazis conseguían apoderarse de algunos objetos dotados, presuntamente, de un poder legendario. Se afirma que su obsesión por el ocultismo alcanzaba límites insospechados y que siempre viajaba con libros relacionados con el esoterismo, entre ellos el famoso Parcival, de Wolfram von Eschenbach. De hecho, durante su visita a Montserrat, en busca del Grial, Himmler mostró su interés en saber si la biblioteca de los benedictinos atesoraba algún documento en torno a la obra de Von Eschenbach. Los monjes lo negaron. Pues bien, convertido en uno de los hombres más poderosos de la Alemania nazi, Himmler creó en 1935 la Ahnenerbe, denominación con la que se bautizó a la Sociedad de los Estudios para la Historia Antigua del Espíritu, a la que se conocería también con el nombre de “Herencia de los Ancestros“.
En su seno se constituyeron diversos departamentos especializados en investigar los antecedentes históricos de la raza alemana, rescatar sus tradiciones y difundir entre la población la cultura tradicional del pueblo germánico. Otro de sus departamentos, probablemente el más famoso, fue el de arqueología germánica, al que se encomendó la realización de extrañas expediciones con el propósito de buscar reliquias o talismanes a los que se atribuía un extraordinario poder, como el Arca de la Alianza o el Grial. La obsesión de Himmler por poseer el Grial llevó a los nazis a una sistemática búsqueda por todo el Languedoc francés, siguiendo las tesis formuladas por el investigador Otto Rahn. Éste recogió las leyendas que se conservaban en la tradición oral de los pastores de aquella comarca y consultó las obras de los eruditos locales, entre ellas las de Antoine Gadal, que le sirvieron de gran ayuda. Tras establecer importantes conexiones entre los cátaros, los templarios y los trovadores, Rahn llegó a la conclusión de que las alusiones al Grial contenidas en el Parcival, de Von Eschenbach, tenían un trasfondo histórico que iba mucho más allá de los valores puramente literarios del poema. Así, interpretó que el castillo de Montsalvatsche, al que se alude en el famoso poema, podría ser la fortaleza de Montségur, porque, según el poeta medieval, solamente la condesa Esclaramunda de Foix, cátara y propietaria del castillo, era digna de portar el Grial.er el estudio de las tradiciones germánicas era, en realidad un centro de reunión de importantes ocultistas.
Montségur fue precisamente el último bastión de los cátaros, contra los que el papa Inocencio III había decretado una Cruzada en 1209. La fortaleza cayó en 1244. Pero, según la tradición, antes de la rendición, algunos cátaros consiguieron descolgarse por la ladera más inaccesible de la montaña, llevándose el Grial con la misión de ponerlo a salvo. Poco después, los huidos hicieron señas desde un monte próximo, indicando que habían culminado con éxito su empresa. Entonces los defensores de Montségur se rindieron a los sitiadores, quienes los quemaron en una gran hoguera que habían levantado en un lugar que desde entonces es conocido con el nombre de Camps des Cremats. Rahn buscó la preciada reliquia en las cuevas de los alrededores porque, según creía, si los defensores de Montségur habían visto las señales de sus compañeros, éstas habrían tenido que ser efectuadas desde un lugar cercano, en el que habían depositado el Grial. Sin embargo, al igual que algunos de los más cualificados esoteristas del círculo interior de la Sociedad Thule. Otto Rahn nunca descartó la posibilidad de que el Montsalvatsche, citado por Von Eschenbach, fuese también la forma de designar a la montaña de Montserrat, en las proximidades de Barcelona. A esta idea con tribuyó sin duda la condesa Miryanne de Pujol-Murat, una aristócrata catalana que se creía descendiente de la última noble cátara, Esclaramunda de Foix, y que con frecuencia acusó a la Iglesia católica de cristianizar el símbolo del Grial y a San Ignacio de Loyola de sustituir interesadamente Monségur por Montserrat, identificándola como el verdadero escondite del Grial.
Aunque ninguna de sus afirmaciones contó nunca con un respaldo histórico, Otto Rahn siguió los dictados de su mentora. No en vano, ya en la Catalunya de la década de 1930, varios escritores habían alimentado la idea de Montserrat como refugio del Grial. Autores como Manuel Muntadas Rovira o Marius André subrayaron esa idea en sus textos. Y de ahí a interesar al mismísimo Himmler quedaba ya sólo un paso. Su obsesivo deseo de hacerse con el Grial llevó al responsable de las SS a la montaña más emblemática de Cataluña el 23 de octubre de 1940, precisamente el mismo día en que Hitler y Franco se entrevistaban en la ciudad francesa de Hendaya. En su visita a Montserrat, Himmler estuvo acompañado por diferentes autoridades franquistas, como el alcalde de Barcelona, Miguel Mateu, o el capitán general de Cataluña, el general Orgaz, además de un numeroso séquito, del que formaba parte el general de las SS Karl Wolf -otro individuo obsesionado con el Grial y muy relacionado con los círculos ocultistas del nazismo-. La visita no estuvo exenta de incidentes. A su llegada al monasterio, el poderoso Himmler se encontró con la negativa a recibirle de los máximos responsables de la comunidad, los padres Marcet y Escarré, que no quisieron ejercer de anfitriones del jerarca nazi, alegando que no hablaban alemán.
La actitud de los benedictinos, que encomendaron la tarea a un joven monje, produjo un momento de fuerte tensión y la irritación de las autoridades locales. No acabaron aquí los incidentes, ya que al todopoderoso jefe de las SS le fue robada una cartera en la suite del hotel Ritz, donde se alojó durante su estancia en Barcelona. El escándalo fue monumental, aunque la policía franquista procuró que no se difundiese la noticia de un robo que la dejaba en muy mal lugar, dadas las connotaciones que concurrían. Sin embargo, pese a que las autoridades pusieron un particular empeño ya que se movilizó a toda la policía de Barcelona, la cartera nunca se encontró. Corrió el rumor de que contenía importantes documentos relacionados con el Grial e incluso se afirmó que en ella se guardaban unos antiguos planos de Montserrat, en los que podrían estar señalados los puntos clave para hacerse con el Grial. Se barajaron varias posibilidades respecto al robo, entre ellas la de que éste hubiera sido perpetrado por el servicio secreto británico, que por aquellas fechas tenía algunos destacados agentes en Barcelona. Ésta era una versión que convenía a la desconcertada policía franquista, ya que señalaba a uno de los mejores servicios secretos del mundo, lo que hacía menos penoso el oprobio que había caído sobre ellos a los ojos de sus alarmados jefes. Lo cierto es que la cartera de Himmler nunca apareció y, en consecuencia, tampoco se supo cual era su contenido. Un suceso que ha permitido alimentar todo tipo de especulaciones.

viernes, 2 de octubre de 2015

Misterios de Montserrat- Su interior

Oficialmente la formación de la montaña se atribuye a explicaciones racionales y “lógicas”, pero ninguna de estas teorías da una explicación a sus extrañas formas. Montserrat ha inspirado a místicos, ermitaños y grandes artistas. ¿Cuál es el tesoro que se esconde en su interior? ¿Cuál es la energía o la fuerza que ha llegado a conformar tan hermosas formas que apuntan siempre hacia la verticalidad? Pero uno de los mayores misterios de Montserrat es su mundo subterráneo. De la multitud de grutas y pasadizos que oculta la montaña en su interior, solamente pueden visitarse sin dificultad los 549 metros que conforman la “zona visitable” de la Cueva del Salnitre (La Cova de Salnitre), que se encuentra en el término municipal de Collbató, en la misma falda de la montaña de Montserrat, que por las características geológicas de conglomerado es propicia a la existencia de cuevas y pozos.
Las “Cuevas del Salnitre” son cuevas de sal nítrica. Son unas cuevas preciosas, con estalactitas y estalagmitas con formas realmente extraordinarias y fantásticas (columnas, un elefante y hasta la misma Moreneta). Esas cuevas están divididas por salas y cada cual tiene un nombre que a oídas parece misterioso, son nombres tales como el pozo del diablo, la cueva de las columnas, la cueva del elefante, la boca del infierno, la cueva de la virgen, la cueva de los murciélagos, la sacristía y el confesionario, donde se dice que hay un misterioso secreto que puede ser trascendental. Las cuevas terminan en el pabellón de la virgen y el camino no va más allá. Pero gráficos, planos y testimonios de las exploraciones hechas en los siglos XV y XVI nos dicen que, efectivamente, debajo la montaña existe un fantástico lago. Hay archivos de la biblioteca del monasterio que constatan que un monje científico y doctor en farmacia recopiló la información necesaria para probar la existencia de este mundo subterráneo, descubriendo un gran río que cruzaba toda la sierra de arriba a abajo. Sabemos que las cuevas tienen un final pero en este supuesto final hay ciertos corrientes de aire ascendiente que proceden del interior. Se sospecha que el camino que lleva al centro está cortado por desprendimientos de piedras y tierra (naturales?) y por eso es imposible de bajar.
Muy cerca de esta cueva se encuentra la Cova Freda, donde en su interior se encontraron restos de cerámica neolítica. Ya se conocía de su existencia en el siglo XVIII, y en la mitad del XIX fueron visitadas por personajes ilustres como por ejemplo Antonio Gaudí, al que las formas de las estalactitas y estalagmitas le inspiraron en sus obras arquitectónicas. Para acceder a la cueva hay que subir por una escalera hasta la entrada de la misma. La longitud visitable de esta cueva es de 549m., con un desnivel de 20m. Tiene una temperatura interior constante de 14ºC y una humedad relativa del 97%. La parte superior no está adaptada para la visita turística y es la única zona que no es posible recorrer. El resto se va iluminando a medida que el grupo de visitantes va avanzando por su interior, siempre acompañados por un guía que comenta todas las historias y curiosidades de las formas geológicas que la integran. La Cova de la Catedral es la sala central, de grandes dimensiones, que podría contener la Catedral de Barcelona. El Pou del Diable, donde por medio de una escalera descendemos a un pozo de 16m. En este punto se inicia un recorrido horizontal de 549m. por las galerías de la cueva. Se camina por diferentes salas con estalactitas y estalagmitas, como L’Ou Ferrat (El Huevo Frito), La Muntanya de Montserrat, El Porc senglar (El Jabalí) o Les Busties (Los Buzones). Al final se llega a la sala Cova de la Verge, donde se encuentra una formación con la imagen de perfil de la Virgen de Montserrat.

Misterios de Montserrat - La virgen negra

La “Moreneta” es una talla de madera de álamo blanco que fue encontrada a finales del siglo XI por unos pastores que recorrían los valles cercanos con sus rebaños. Guiados por luces y sonidos angelicales (¡!), siete pastores de Monistrol, y a lo largo de siete sábados seguidos, vieron descender varias luminarias sobre un lugar concreto de la montaña donde se halla una cueva. Llevados hasta la cueva, iluminada por un resplandor sobrenatural, encontraron la figura de la que sería la patrona de Cataluña: una “virgen negra”. Cuando el entonces obispo de Barcelona ordenó que la imagen fuera conducida a la catedral de la ciudad condal (Barcelona), la talla multiplicó tanto su peso que fue inútil todo esfuerzo por desplazarla. Permaneció en el lugar y fue erigida para ella una ermita. Sobre este lugar se edificará con el tiempo el monasterio benedictino y la basílica que le darán culto. El 21 de febrero de 1345, cientos de personas pudieron ver cómo una luz procedente de Montserrat entraba por la antigua iglesia del Carmen de Manresa, luz que “pareciera ser una estrella”, la cual se dividió en tres, reagrupándose de nuevo en la capilla de la Santísima Trinidad, para salir luego despedida hacia Montserrat. Tanto impacto causó ese fenómeno que todos los 21 de febrero se sigue celebrando la fiesta de “La Misteriosa Llum” (la misteriosa luz) en recuerdo de aquel extraño evento.
El culto de la diosa egipcia Isis estaría el origen del culto cris­tiano de la Virgen, pues la diosa egipcia era la simboli­zación de la Naturaleza, siempre fecundada, pero siem­pre virgen. Las vírgenes negras son efigies de la Virgen María que la representan como de piel oscura, o incluso completamente negra. Representaciones modernas en las que a la Virgen se la ha dotado premeditadamente de un aspecto étnico negro no entran dentro de esta categoría. El origen de estas imágenes se explica como la adopción por parte del culto popular cristiano en sus primeros siglos de elementos iconográficos y atributos de antiguas deidades femeninas de la fertilidad,cuyos rostros se realizaban en marfil (elemento que al oxidarse se vuelve de un color negruzco), y cuyo culto estaba extendido por todo el Imperio Romano tardío, tales como Isis, Cibeles y Artemisa. Debido a ello pueden encontrarse ejemplos de estas vírgenes por toda Europa. La veneración a las vírgenes negras tiene también numerosos ejemplos en América impulsada por la conquista española. Allí las vírgenes negras del Viejo Mundo surgidas del sincretismo religioso cristiano-pagano atravesarían en algunos casos una identificación con deidades femeninas amerindias o africanas como Pachamama o Yemayá.
Los esoteristas medievales utilizaron el color negro en las imágenes de la Virgen, recogiendo el legado de las diosas madres prehistóricas y de sus sucesoras paganas, Isis, Belisana o Artemisa. En el origen del culto a las diosas madres prehistóricas encontramos unas piedras negras caídas del cielo, los meteoritos, adorados como generadores de vida. En nuestros días pueden encontrarse las vírgenes negras en muchos países europeos, especialmente en Francia y España como objeto de gran devoción popular. En la mitología de la antigua Europa céltica, sobre las colinas sagradas dedicadas a la Madre Tierra, llamada Brigit o Belisana, se encendía, el primer día de febrero, una hoguera, el Kildare, que custodiaban nueve vírgenes. Sobre esa hoguera, los druidas cocían en un recipiente, que representaba el caldero mágico del dios Lug, una poción de hierbas medicinales para que la energía regeneradora de los dioses beneficiara al pueblo. Cuando llegaba la noche, cada cual encendía una antorcha en las brasas del Kildare, de manera que éste, a semejanza del fuego cósmico, derramase bendiciones sobre la familia y sus posesiones. Cuando se estableció el Cristianismo en el viejo mundo se rezaba a Jesús pero, aún así, muchos continuaron con la celebración de los antiguos ritos y subían a los montes a encender sus hogueras tradicionales y a cocer sus pociones, regresando a las casas con sus antorchas mágicas encendidas. La Iglesia se dio cuenta de que no podría acabar con estas costumbres y, en lugar de combatirlas, las substituyó por otras similares, celebradas en fechas parecidas y dedicadas a vírgenes y santos que habían adoptado los caracteres de los antiguos dioses y diosas. Así, Nuestra Señora de la Candelaria toma el lugar de Belisana y es acompañada los días 1 y 2 de febrero por San Lucas, que reemplaza a Lug, dios del caldero. La sacaban en procesión con una vela en la mano rodeada por doncellas que portaban cirios encendidos y los fieles le ofrecían ramos de hierbas medicinales. El sacerdote culminaba la celebración presentándola a todos como La Virgen Madre que trae la Luz al mundo. Lo llamativo, sin embargo, es que su imagen era de color negro ¿Por qué, quién y cómo escogió el color negro para una figura cristiana que debía substituir el viejo culto a la Madre Tierra?
A lo largo de la Edad Media, las imágenes de las Vírgenes de rasgos europeos pero de piel negra, fueron abundantes. Tanto es así, que algunas de ellas han llegado hasta nuestros días. Buenos ejemplos lo constituyen las Vírgenes francesas de Marsat y Rocamadour, las alemanas de Altötting y Colonia, las británicas de Glastonbury y Walsingham, las italianas de Loreto y Nápoles y las españolas de Montserrat y Solsona (Catalunya), la de Atocha (Madrid) o las de Peña de Francia y Guadalupe (Extremadura), por mencionar tan solo unas cuantas. La realidad es que en cada lugar donde hubo un santuario a la Madre Tierra se instaló una Virgen Negra. Los autores de esta substitución fueron miembros de órdenes esotéricas, integrados en importantes órdenes religiosas, como las de San Antón, San Benito o el Temple. Oriente Medio siempre fue un punto de confluencia donde se dieron cita tanto las grandes como las pequeñas religiones mistéricas de la antigüedad. En tiempos de las Cruzadas, Tierra Santa conservaba aún restos de cultos iniciáticos a Dionisos, Mithra e Isis, que se entremezclaban con las prácticas de algunos grupos de cristianos orientales. Entre los cultos de Oriente Medio sobresale el de la Diosa Madre, que aparece en todas las grandes religiones de la antigüedad aunque su origen es anterior a ellas. Encontramos así, bajo diversas formas, una Gran Madre o Diosa Tierra, cuyos más antiguos antecedentes son las “Venus paleolíticas” de la prehistoria. Estas diosas (Isis, Astarté, Cibeles o Artemisa), fueron representadas generalmente de color negro porque eran el símbolo de la Tierra primigenia que, una vez fecundada por el Sol, se convertía en fuente de toda vida. Pero también porque muchas de esas imágenes substituían a una Piedra Negra de origen meteorítico, que había sido venerada en esos santuarios desde tiempo inmemorial.
Tanta llegó a ser la fama de poder divino de tales rocas meteóricas que los romanos las requisaron en los países conquistados para venerarlas todas juntas en un templo dedicado a la Magna Mater (la Gran Madre) que construyeron en el Palatino de Roma. Allí lograron reunir la piedra Kybele de Frigia, la Lapis Lineus de Anatolia y El Gebel de Siria entre otras. Y a ellas acudía el pueblo en general para solicitar favores, especialmente relacionados con la fecundidad, tanto como con la fertilidad intelectual y espiritual. Esta veneración por las piedras negras celestes llegó hasta la Edad Media. El ejemplar más famoso, puesto que su culto persiste hasta nuestros días, es el de la negra roca basáltica conservada en el valle de Arabia donde se le adora en el templo llamado Kaaba (ver figura anterior). Cuando los musulmanes conquistaron La Meca en el año 683 y se apoderaron del templo de la Kaaba, destruyeron 360 ídolos que se encontraban en su interior, pero respetaron, sin embargo la mencionada piedra negra. Por su parte, cuando los templarios entraron en posesión de Chipre, hacia el 1191, encontraron que todavía los habitantes bizantinos de la isla rendían culto, en Pafos, a una Piedra Negra que para los fenicios había personificado a Astarté y que los dorios habían identificado con Afrodita Cipris. Los templarios levantaron allí una iglesia dedicada a Nuestra Señora y pusieron en su altar a una Virgen Negra, en cuyo trono cúbico guardaron la piedra como una reliquia preciosa.
Así, tanto musulmanes como cristianos, demostraban una especie de temor reverente ante la idea de destruir una piedra negra que se consideraba sagrada. Atendiendo a diversos simbolismos, parecería que esta adoración de piedras caídas del cielo explicaban de cierta forma el origen de la Vida y su renovación cíclica, por constituir la plasmación material del estado espiritual. Según el simbolismo cabalístico tradicional, por ejemplo, la Piedra Negra Celeste está relacionada con todas las formas derivadas de la Diosa Madre Tierra o asimiladas a ella. En la Cábala Hebraica encontramos: “El mundo solo comenzó a existir cuando Dios cogió la Piedra de Fundación y la lanzó al abismo de las posibilidades, para que pudiera construirse el mundo sobre ella“. Encontramos también ideas afines en el mito griego del Diluvio y entre los celtas. Los antonianos y los benedictinos del Siglo XI y, tras ellos, los cistercienses y templarios en el Siglo XII asimilaron el sincretismo a través de los contactos que tenían con Anatolia, Siria, Chipre y Egipto, y llenaron Occidente de imágenes de la Virgen Negra, que tenían ocultas en su interior piedras de ese color. Estas vírgenes no fueron instaladas al azar.
Los santuarios de las imágenes negras occidentales se levantan sobre las ruinas de templos paganos, que a su vez fueron edificados sobre sitios de adoración prehistóricos megalíticos y son herederos no sólo de sus piedras, bosques, manantiales y pozos, sino de sus ritos, tradiciones, mitos y folklore, que aun están presentes en las celebraciones que honran a las Vírgenes Negras. Hoy día encontramos Vírgenes Negras diseminadas por todo el mundo: En Europa: Francia ( que es el país que tiene mayor número de Vírgenes Negras), Alemania, Austria, Bélgica, República Checa, Holanda, Hungría, Inglaterra, Irlanda, Italia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, Suiza o España. Aparecen igualmente en América, aunque no pueden considerarse rigurosamente como auténticas puesto que algunas son copias o llegaron después de la conquista española. Las vemos en Canadá, Bolivia, Brasil, Ecuador y México. Los hieráticos y morenos rostros de las Vírgenes Negras parecen invitarnos a una búsqueda iniciática personal tras la sabiduría y la suma de conocimiento que han encerrado durante siglos y que, en verdad, aunque requiere perseverancia y esfuerzo, se encuentra al alcance de nuestras manos.

Misterios de Montserrat - El tejo

Al fondo de la explanada donde se halla el monasterio hay una placita con dos ejemplares de tejo, árbol mágico desde la antigüedad. Todo este árbol es venenoso (y alucinógeno) excepto su fruto. En toda la montaña de Montserrat nos encontraremos con diversos ejemplares de tejo, algunos de los cuales, los situados en lugares más inaccesibles, son de edad y tamaño considerable. Debido a la calidad de su madera, la mano del hombre ha hecho desaparecer este árbol de las montañas de la región, pero en Montserrat ha sobrevivido gracias a la dificultad de acceso y de desplazamiento por el terreno. En esta mágica montaña lo encontraremos casi siempre en los espacios que quedan entre las formaciones verticales de piedra, como guardianes de los angostos pasos hacia las zonas más elevadas. Los árboles y el resto de la naturaleza siempre ocuparon un lugar muy especial dentro de la mitología celta, y es que a cada uno de estos se les atribuía poderes especiales que los conectaban con el mundo del hombre para una convivencia en beneficio de ambos, para subsistir como en una especie de simbiosis. Se sabe, por ejemplo, que el calendario celta estaba conformado por un grupo de árboles, entre los que se tenía también al tejo, que era uno de los elementos sagrados sobre el que descansaba parte esencial de la doctrina de los druidas y de toda la sociedad celta. Ello podría indicar una remota relación de Montserrat con el culto celta.
El tejo tenía asignado un mes dedicado al él específicamente, y es en donde se ubicaba el Samhain o Fiesta de los Muertos. Y lejos de ser un árbol temido por este significado, lo cierto es que es uno de los más importantes de los celtas, porque se hallaba directamente relacionado con el paso de las almas hacia el otro mundo luego de la muerte. Muchas costumbres populares nacieron desde entonces y han llegado intactas incluso hasta nuestros días, sobre todo en lo que se refiere a la relevancia del tejo en las almas de quienes han pasado a otra vida. En muchas partes de Gran Bretaña e Irlanda podemos ver un árbol de tejo sembrado en cada cementerio. Y muchos llegan a creer que sus raíces se dirigen especialmente a la boca de cada uno de los difuntos enterrados en el camposanto, para sacarles los secretos que se guardaron en vida, que recorren todo el tejo hasta ser enviados al viento a través de sus hojas. Los antiguos pueblos de la cultura celta también lo usaron como veneno para suicidarse durante las guerras cantabro-astures, antes que convertirse en esclavos romanos. Lo obtenían al convertir las semillas del tejo en una sustancia para beber. Se sabe que el árbol del tejo era utilizado como un sitio de reunión, cada vez que se convocaba, tocando la campana de la iglesia, o para realizar fiestas y bailes de la región, costumbre que ha llegado hasta nuestros tiempos.

Misterios de la montaña de Montserrat 1

Los senderos del Dragón, los caminos de la Serpiente o las líneas Ley son los distintos nombres con las que son conocidas, desde tiempos prehistóricos, unas misteriosas alineaciones de energía, que se localizan en vórtices magnéticos en la mayoría de los lugares sagrados del mundo, como los círculos de piedras o monumentos megalíticos, iglesias, cementerios. Habrían sido construidas con algún propósito desconocido por pueblos prehistóricos y modificadas por el tránsito acuífero de los subsuelos o de las grietas de terrenos que entran en fricción. Las primeras leyendas conocidas de estas Líneas de Poder nos llegaron desde la Gran Bretaña prehistórica . Los Druidas creían que esta energía se deslizaba como una serpiente a través del suelo como las corrientes telúricas. La religión druídica creía que estas líneas telúricas son vías espirituales que recubren todo el planeta. Creían también que estas energías nacían del tránsito acuífero de los subsuelos o de las grietas de terrenos que entran en fricción, al igual que de los magmas subterráneos del planeta. Así pues, en la creencia druida; estas energías serían la manifestación misma de la vida sobre la tierra y el origen de su fertilidad. Algunos de sus lugares sagrados son Glastonbury o la catedral de Chartres, erigida sobre un antiguo bosque sagrado de los celtas galos. Una zona de vórtice energético en España puede encontrarse en la montaña de Montserrat, cerca de Barcelona. También se afirma que el camino de Santiago transcurre por una línea Ley.
“Montserrat, Catedral de la naturaleza; Fuerza del Grial entretejida en la materia del mundo; yérguete audaz y desafiante hacia el cielo; como el ciprés en la plaza”. En el corazón de la provincia de Barcelona, y en medio de un paisaje de montañas de perfiles suaves y gastados, se alzan las audaces e imponentes formas del macizo de Montserrat. El interior de Montserrat permanece hueco y guarda dentro de sí todo un mundo interior que le conecta con otras dimensiones y otros mundos fantásticos. Es por esto que las formaciones de Montserrat son fantásticas, mágicas y desafiantes, como de otro universo. Las rocas de Montserrat son aglomerados endurecidos de cantos rodados, que parecen ser restos de una remota inundación planetaria, guijarros, barro y materiales sedimentarios. Existen en la formación de la roca de la montaña varios estratos claramente diferenciados entre sí por el diferente color de la piedra (más rojiza, más gris…) y por el grado de desgaste manifiesto. Se distinguen en la formación o creación de la montaña varios tramos, siendo generalmente los más gastados los que se hallan en las partes menos elevadas, mientras que los aglomerados más jóvenes y menos gastados son los que se hallan en las partes más elevadas e imponentes.
Montserrat está situada sobre la ribera derecha del río Llobregat, que es el río barcelonés por excelencia. Nace en la Sierra del Cadí, a más de 2000 metros de altitud y desemboca junto a la ciudad de Barcelona formando un amplio delta. A la altura de Montserrat el cauce del Llobregat se halla a una altitud de poco más de 100 metros sobre el nivel del mar. El pico más alto de Montserrat es San Jerónimo (Sant Jeroni), con 1224 metros. En la montaña destacan por su audacia las formaciones de la vertiente norte y oeste. Al extremo oeste, hallamos las “Agullas”, donde se acumulan incontables agujas de roca vertical en graciosa formación. Si desde las Agullas avanzamos hacia el este por el norte, encontramos La Cadireta en la región de los Frares. La Cadireta está situada en el extremo norte de la montaña, y la curva de la carretera que la bordea tiene una explanada que es un lugar ideal para la observación del cielo nocturno. La Cadireta tiene una forma muy curiosa y enigmática. De hecho, es una pequeña prolongación de 200 metros de la montaña hacia el norte. Un agujero triangular por el que pasan los últimos rayos del día, la atraviesa en la parte media, dándole el nombre de la Foradada. Y en la punta norte vemos una formación que es la imagen de la cabeza de un dragón legendario, mirando al norte, tal vez a la estrella polar. Más abajo, siguiendo por la Cadena de Les Pujades, hay una roca como un altar.
Pero... ¿Qué es lo que vemos si a la imagen de La Cadireta le imprimimos un giro de 90º? Pues esto:


La leyenda negra de Marmellar

A la espalda de las montañas de Montserrat, en la comarca del Baix Penedès (Tarragona), y dentro del municipio de Montmell, encontramos el pueblo abandonado de Marmellar, que debe su nombre a un riachuelo que trascurre por las cercanías. Los primeros datos que se tienen sobre este lugar datan del año 1023 y hacen referencia a su castillo e iglesia interior. Se cree que el uso de esta fortaleza estuvo relacionado con la iglesia y así continuó durante varios siglos, siendo la comunidad de Sant Ruf la que establecería allí un convento. La iglesia de Santa María de Marmellar data del año 1149, cuando a las faldas del castillo comenzó a crecer el pequeño pueblo.
Estas sierras de pinos, encinas y brezo, fueron ricas en caza y muy fecundas para la agricultura y el ganado. Pequeños pueblos como Marmellar y cientos de Masías se difuminaban por los abruptos montes, siendo estas tierras lugares prósperos para toda la gente que allí vivió sin demasiados problemas durante el segundo milenio. Del siglo XVII data la iglesia de San Miguel, muestra de que el pueblo continuó siendo un lugar próspero de la zona.
En el siglo XIX, la desamortización en toda la comarca de Montmell y los envites de la guerra hicieron que la vida solitaria en las masías no fuese demasiado recomendable. Los guerrilleros Carlistas hicieron de estos montes su hogar y lentamente, este pueblo se fue deshabitando hasta que allá por los años setenta, los últimos moradores partieron hacía poblaciones más prosperas. Desde entonces, el abandono total y el vandalismo van haciendo mella en los muros de sus edificios. Pese a esto, todavía se pueden contemplar los perfiles de su castillo románico, sus iglesias y algunas de las casas. El cementerio, en el que hasta hace un par de décadas reposaban los cuerpos de los hijos de este pueblo, muestra ahora sus nichos blancos y vacíos.
La fama de este pueblo como maldito no viene de épocas remotas. Todo comienza una noche de San Juan a principios de los años 90. Una joven, no se sabe muy bien si secuestrada o por voluntad propia, conoce a un grupo de jóvenes y es llevada hasta Marmellar. En las ruinas de una casa es violada y quemada viva y tras estos hechos salvajes, la dejan en el interior de uno de los nichos vacios del viejo cementerio. Unos chavales de la zona encuentran el cuerpo unos días después y relatan que la zona del asesinato se encontraba adornada con diversos símbolos y pintadas de carácter satánico. ¿Ritos oscuros o simplemente un asesinato cruel?
Los datos sobre este asesinato son confusos y han quedado en el olvido, pues a día de hoy, no hay más datos ni culpables.
Esto podría haber quedado como mera anécdota, a no ser porque años después, el 14 de febrero de 1996, otra joven de la zona es secuestrada en una gasolinera próxima y asesinada en este lugar. Esta vez sin ritos oscuros de por medio. Pero a partir de este segundo crimen, la leyenda de pueblo maldito recae en este lugar. Incluso algún dato se recoge sobre apariciones fantasmales de una “Dama blanca”.