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lunes, 21 de noviembre de 2016

Dies Natalis Solis Invicti

El Festival del Nacimiento del Sol Inconquistado.
Así es como se celebraban antiguamente los días que mediaban entre el Solsiticio de Invierno (aproximadamente el día 21 de diciembre en el hemisfertio norte) y el 25 de diciembre.
La celebración en esos mismos días de la Navidad no es otra cosa más que un necesario sincretismo religioso, establecido durante el reinado del emperador Constantino, más de trescientos años después de la muerte de Cristo.
Pero su verdadero origen es anterior. En culturas muchísimo más antiguas y dispares encontramos una y otra vez la celebración del renacimiento del sol personificado en Marduk, Mithra, Osiris, Balder y muchos más.
Con el fin del verano la Diosa Madre, la Naturaleza, Ishtar o esa Isis de los diez mil nombres, desciende al mundo inferior para liberar a su esposo, hermano y amante de las garras de la muerte.
El mito del dios muerto y resucitado que se repite en todas las culturas se refiere siempre al sol, que cada año renace en el solsticio de invierno.
Incluso en lugares tan alejados como los de Sudamérica por poner dos ejemplos, se celebra el Inti Raymi peruano (Nacimiento del Sol) y el We Tripantu de los mapuches de Chile.
Sin ir tan lejos, los mismos romanos celebraban las Saturnalias en honor a Saturno (en los principios de su religión fue el dios más importante de su Panteón hasta el establecimiento de Júpiter como padre de los dioses) del 17 al 23 de diciembre, alumbrándose con velas y antorchas, para celebrar el fin del periodo más oscuro del año y el nacimiento del nuevo periodo de luz o nacimiento del Sol Invictus el 25 de diciembre, coincidiendo con la entrada del Sol en el signo de Capricornio, gobernado también por Saturno.
Las fiestas comenzaban con un sacrificio en el templo del dios, al pie de la colina del Capitolio, en la zona considerada la más sagrada de Roma. Al sacrificio seguía un gran banquete al que todo el mundo estaba invitado.
Eran fechas en las que todo el mundo se intercambiaba regalos y festejaban juntos, muchos esclavos eran liberados y los señores intercambiaban sus funciones con sus servidores.
En un principio Saturno era un dios agrícola, protector de campos y campesinos, garante de las cosechas y sucesor de Cronos, el dios prehelénico de la mítica Edad de Oro de la tierra, cuando no existían las clases sociales y todos vivían felices en comunidad.
  

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