GÉNESIS
No soy más que una Mujer en un cuerpo de mujer. A veces
viva, otras veces muerta, otras dormida y pocas, muy pocas, despierta.
Pero, cuando Ella está aquí, su dolor sangrante lo llena
todo con sus recuerdos.
Antes de que el mundo fuera mundo, mucho antes de que el
Tiempo y los dioses existieran, cuando ni los Eones que marcan el ritmo de las
estrellas hubieran sido siquiera imaginados, Nada existía.
Nada era todo, Nada era un caos vacío y sin forma que lo
llenaba todo. Nada contenía los miles de millones de posibilidades creativas y
otras más que ni siquiera podéis imaginar. Nada contenía el bien y el mal, la
creación y la destrucción, lo activo y lo pasivo… y Nada lo sigue conteniendo; para
Nada el Tiempo no existe y seguirá no existiendo porque la Creación existe y no
existe a la vez.
De pronto Nada se movió y aparecieron los mundos, los
planos y las estrellas: Era el Uno que lo abarcaba todo, más allá incluso de lo
que había aparecido con su movimiento. Fue el momento en que Aquel Que Todo Lo
Puede se erigió en gobernador absoluto de nuestro mundo, porque es cierto que Aquel
Que Todo Lo Puede lo puede todo para nosotros.
Pero la Nada, que era y es el Uno, seguía y sigue
existiendo con sus miles de millones de posibilidades exploradas y aún otras inexploradas.
Y los mundos, los planos y las estrellas se convirtieron en el Dos. Pero, al
formarse esos mundos y esos planos, se formaron también espacios entre ellos;
unos espacios que no eran deseables.
Nada, ante la vista de su obra, experimentó lo que
podríamos definir como sentimientos. Y fueron siete positivos y siete negativos
los sentimientos del Uno hacia el Dos que se había revelado.
En un principio los sentimientos recién nacidos nadaban
en el Caos primordial sin rumbo fijo y sin consciencia de su propia identidad,
pero lo que era inevitable sucedió: muy pronto tomaron forma y se convirtieron
en el Tres.
El Tres llenó los planos, y los mundos, y las estrellas, y
los espacios intermedios con los sentimientos del Uno materializados. Pero
mientras que los positivos se instalaban en lo creado, los negativos se
ocultaron en los espacios intermedios.
Y pasaron los tiempos y los eones en los mundos y en los
planos, los sentimientos positivos se multiplicaron y fueron Ejército, pero los
Siete primigenios, nacidos del Uno que los había experimentado, siguen vivos y
encarnados entre nosotros hasta que llegue su momento de actuar.
Lo mismo pasó en los espacios entre los planos, donde los
otros Siete se multiplicaron también, convirtiéndose en Legión.
Y estaba dispuesto que unos y otros se enemistaran.
Los sentimientos, que habían perdido la memoria de lo que
son y de cómo nacieron, se materializaron y libraron su batalla por todos los
rincones de la Creación.
Ha sido escrito que llegará un tiempo que, con
desconocidos eones, hasta la muerte morirá y que la lucha del Final de los
Tiempos pondrá fin a esta diferencia.
Sabremos que el momento habrá llegado cuando el Tres se
resuelva en el Dos. El Dos entonces se resolverá en el Uno y los sentimientos,
los mundos, los planos y los dioses volverán a la Nada de la que surgieron.
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