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miércoles, 5 de abril de 2017

ATENEA

La diosa Atenea ocupa en lugar de especial importancia en el panteón clásico debido a su papel como patrona de la ciudad de Atenas, sin duda la ciudad griega más importante de toda la Antigüedad desde el punto de vista político y, ante todo, cultural. Como protectora de los atenienses, esta diosa llevó su influencia y sus cultos por todo el Mediterráneo. Es, además, una divinidad compleja y de múltiples facetas. Atenea es la diosa de la inteligencia y la reflexión, pero también de la guerra en algunas de sus facetas, y de determinadas actividades artesanales como el trabajo de la lana. Parece bastante evidente que la diosa Atenea cumple un papel de divinidad civilizadora que ayuda a los hombres a salir de la barbarie. En este sentido hay que entender su relación con el cultivo del olivo, el trabajo de la lana, las artes, así como su papel de consejera en la historia de numerosos héroes.
NACIMIENTO E INFANCIA
El nacimiento de Atenea es uno de los más prodigiosos de toda la mitología clásica. Según la mayoría de autores antiguos, Zeus dejó embarazada a Metis, una de las hijas del Océano, pero al llegar a él la profecía de que ésta engendraría hijos más poderosos que su padre, el rey de los dioses decidió eliminarla y la devoró. De esta manera, Zeus se aseguraba no correr la misma suerte que su padre, derrocado por todos sus hijos. Sin embargo, el estado de gestación de Metis era muy avanzado, y la criatura siguió desarrollándose en el interior del cuerpo de Zeus. Al sentir un terrible dolor de cabeza, el dios solicitó a Hefesto que le abriese el cráneo con un hacha para poder sacar de allí aquello que le estaba causando tanto dolor. El dios de la fragua obedeció la orden de Zeus y abrió su cabeza con el hacha. De la herida causada surgió la diosa Atenea, según algunos autores ya adulta y armada con su equipación de hoplita, el casco y la lanza.
Aunque este es el mito más extendido, existieron otras versiones acerca del nacimiento de Atenea. Para algunos, la diosa era hija del gigante Palante, de donde Atenea habría recibido uno de sus epítetos más utilizados, el de Palas. Para otros autores, Atenea era hija de Poseidón y de la ninfa Tritonis, por lo que en ocasiones se la conoce como la Tritogenia. Estas y otras versiones demuestra que en la figura de la Atenea griega se condensaron muchas tradiciones que en su origen habrían pertenecido a divinidades menores que, finalmente, fueron asociadas con ella tras un complejo proceso de sincretismo.
MITOLOGÍA
LUCHA POR EL PATRONAZGO DE ATENAS
Los mitos en los que Atenea cumple un papel protagonista son muy variados. Uno de ellos cuenta el modo en el que esta diosa llegó a convertirse en la patrona de la ciudad de Atenas. A medida esta polis se fue haciendo más poderosa, Poseidón y Atenea pusieron sus ojos en ella y desearon convertirse en la divinidad protectora de esta polis. Para dirimir el conflicto, ambos decidieron ofrecer a la ciudad un regalo, de forma que fueran los propios atenienses quienes decidieran acerca de la cuestión. En presencia de Cécrope, rey de los atenienses, Poseidón golpeó el suelo con su tridente e hizo manar de la tierra una fuente de agua. Sin embargo, el poder de Poseidón se limitaba a las aguas marinas, por lo que la fuente que hizo brotar era de agua salada. Atenea a su vez, enseñó a Cécrope los secretos del cultivo del olivo, un árbol que ofrecía a los atenienses tanto la posibilidad de alimentarse directamente con su fruto, las olivas, como la alternativa de su elaboración para producir aceite. Cécrope, entusiasmado ante las posibilidades económicas del nuevo cultivo, otorgó la victoria a Atenea, que de este modo se convirtió en la protectora y la divinidad principal de la ciudad de Atenas. Poseidón, enfurecido, hizo que la fuente que había manado bajo su tridente inundara una parte del Ática con sus aguas saladas. No satisfecho con esta venganza, hizo que su hijo Eumolpo atacara Atenas y acabara con la vida de Erecteo, sucesor de Cécrope. Pese a esta airada respuesta, los atenienses, un pueblo de vocación marinera, mantuvieron el culto a Poseidón durante toda su historia, en enclaves como el cabo Sunion, donde aún hoy podemos contemplar el magnífico templo dedicado al dios de los océanos.
ATENEA Y ARACNE
Aracne era una mujer lidia, hija de un famoso tintorero, que había desarrollado una gran habilidad como tejedora de tapices. Su maestría con el telar llegó a ser tal que la propia Aracne se vanagloriaba de ser más habilidosa que la misma Atenea. La diosa, cansada de las ofensas que esta mujer profería contra ella, se presentó un día en su taller ataviada como una anciana. Bajo este disfraz, advirtió a Aracne de los riesgos de que un mortal se considerara superior a los dioses. La tejedora reaccionó burlándose de la anciana y reafirmando su supremacía sobre Atenea en el arte del hilado. En ese momento, harta de la soberbia de Aracne, Atenea recuperó su aspecto divino y retó a la tejedora a una competición para dirimir cuál de ellas trabajaba mejor con el telar. Aracne, obcecada en su superioridad, aceptó el reto.
La diosa Atenea tejió un precioso tapiz con escenas de su lucha contra Poseidón por el patronazgo de Atenas. A su vez, Aracne elaboró un complejo mosaico en el que representó todos los amoríos de Zeus. Furiosa ante la insistente impiedad de aquella mujer, Atenea decidió castigarla. Según unas versiones, la diosa convirtió a Aracne en una araña en ese momento; según otros autores, Aracne se ahorcó y Atenea, apiadándose de ella, decidió conservarle la vida transformada en araña. De este modo, las arañas heredaron la capacidad de tejer de la soberbia Aracne.
ATENEA Y MEDUSA
La diosa Atenea es la responsable del fiero aspecto de la Gorgona Medusa. Según cuenta el mito, Medusa era originalmente una hermosa joven mortal. Fue precisamente esta belleza la que llevo al dios Poseidón a perseguirla con intención de tener relaciones sexuales con ella. Pese a que Medusa se refugió en un templo de Atenea, el dios le dio alcance y la violó. La diosa Atenea castigó a Medusa por haber profanado su templo, transformando su otrora hermoso cabello en una mata de serpientes furiosas, y haciendo que todo aquel que mirara a sus ojos se convirtiera en piedra.
RELACIONES Y DESCENDENCIA
Atenea es una diosa virgen por decisión propia. Siempre rechazó cualquier contacto con los hombres, por lo que no se le conoce descendencia alguna. Sólo hay una excepción, el rey ateniense Erictonio, nacido de un modo poco convencional. Según el mito, el dios Hefesto, encendido de pasión ante la belleza de la virginal Atenea, intentó violarla. Sin embargo, la diosa se resistió, de forma que el semen de Hefesto acabó derramado en la pierna de Atenea. Ésta se limpió con repugnancia el semen del dios con un pedazo de lana y lo arrojó al suelo. La unión de la semilla del dios con la diosa Gea, divinidad de la tierra, engendró a una criatura, el pequeño Erictonio. La diosa Atenea se compadeció del niño y le crió hasta que éste se convirtió en rey de la ciudad sobre la que esta diosa ejercía como protectora.
ATENEA EN EL CICLO TROYANO
La diosa Atenea tuvo un papel protagonista en numerosos episodios del ciclo troyano, por lo general estando de lado de los griegos de forma incondicional. El origen de su odio hacia los troyanos se remonta a unas décadas antes de que estallara la guerra. Durante la celebración de las bodas de Tetis y Peleo, la diosa Eris, divinidad de la discordia, enojada por no haber sido invitada al evento, hizo acto de presencia y arrojó una manzana de oro en medio de la reunión. “Para la más bella”, fueron sus únicas palabras antes de desaparecer. Las diosas comenzaron a discutir entonces para decidir quién de ellas tenía derecho a quedarse con la manzana. Tres divinidades optaban al título de la diosa más bella: Atenea, Afrodita y Hera. Para evitar que la discusión entre ellas se tornara violenta, Zeus decidió buscar un juez imparcial que dirimiera el litigio.
 Escogió a Paris, un pastor que apacentaba sus reses en el monte Ida, cerca de Troya. Entregó a Hermes la manzana de oro con el encargo de que se la llevara al pastor, para que éste se la ofreciera como presente a la diosa que considerara más hermosa. Hermes se presentó en el monte Ida e informo a Paris de los designios de Zeus. El pastor aceptó el encargo, de modo que las tres diosas se fueron presentando ante él en el máximo apogeo de su belleza. Para tratar de sobornar al juez, cada una de ellas le ofreció un don en el caso de resultar elegidas. Atenea le ofreció la sabiduría. Hera la felicidad conyugal y la dicha familiar. Afrodita, por último, le prometió el amor de la mujer mortal más hermosa del mundo. Paris no dudo un instante y, ya fuera porque su regalo le parecía el más apetecible, ya porque considerara que realmente era ésta la diosa más hermosa, escogió a Afrodita y le hizo entrega de la manzana de Eris. De este modo, Hera y Atenea juraron odio eterno al pastor, mientras que Afrodita se convirtió en su protector. Al saberse tiempo después que Paris era en realidad el hijo del rey Príamo, soberano de Troya, el odio de Atenea y Hera se extendió a todos los troyanos. Este fue el motivo por el cual, al estallar la guerra entre aqueos y troyanos, Atenea se posicionó del lado de los primeros.
De entre todos los guerreros griegos, Atenea escogió a sus favoritos. Diomedes, rey de Argos, fue uno de los héroes favorecidos por la protección de Atenea. Sin embargo, el aqueo que disfrutó de forma más prolongada de los favores de esta diosa fue Odiseo, rey de Ítaca. En su accidentado regreso al hogar, narrado por Homero en la Odisea, el rey de Ítaca tuvo que afrontar numerosos peligros con ayuda de la diosa. Sin embargo, Atenea sólo se presentó ante Odiseo cuando éste consiguió llegar a las costas de los feacios, anunciándole las bondades de aquella tierra y la calurosa acogida que le brindaría su rey Alcinoo. Cuando finalmente Odiseo logró regresar a Ítaca, la diosa volvió a personarse ante él, advirtiéndole del peligro que corría a manos de los pretendientes de Penélope en caso de entrar en su palacio sin ninguna protección. Para ayudarle, la diosa transformó a Odiseo en un anciano mendigo. Con este disfraz, el héroe pudo pasar desapercibido ante los pretendientes de su esposa, hasta darse a conocer a sus fieles criados y a su hijo Telémaco. Ayudado por éste y siempre con el concurso de la diosa Atenea, Odiseo llevó a cabo la matanza de todos los pretendientes, recuperando de este modo su palacio y a su esposa.
La única ocasión en la que Atenea se mostró hostil a los griegos se debió a la violación de Casandra a manos de Ayax Locrio en uno de los templos consagrados a esta diosa, durante el saqueo de Troya. Como castigo, Atenea apoyo el envio de una tempestad sobre la flota griega cuando los aqueos intentaban regresar a sus hogares. El mismo Ayax Locrio, causante de la ira de la diosa, murió al estrellarse su nave contra un acantilado en medio de la violenta tempestad.

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