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La Esencia de la Diosa vive en el corazón de cada mujer y en el de algunos hombres sensibles que saben serlo sin perder por ello su masculinidad. Espero de todo corazón que te guste el contenido de esta página y te animo a participar en ella activamente publicando tus comentarios o utilizando el botón "g+1" para recomendar las entradas que te gusten.

martes, 28 de julio de 2015

PROYECTÁNDONOS HACIA LA 4D

Llamamos Cuarta Dimensión al cuarto eje de rotación espiraloide, que tiene una inclinación de 32º de arco o más exactamente: 20 veces el número Phi (1.6180339).Aunque en la física relativista la cuarta dimensión es el tiempo, las matemáticas nos permiten soñar con otras dimensiones espaciales.
En su Studio (Real Academia de Venecia ), también conocido como El hombre de Vitrubio , Leonardo da Vinci realiza una visión del hombre como centro del Universo, al quedar inscrito en un círculo y un cuadrado. Trataba de vincular la arquitectura y el cuerpo humano, un aspecto de su interpretación de la naturaleza y del lugar de la humanidad en el "plan global de las cosas". En este dibujo Leonardo representa las proporciones ideales que se establecen en el cuerpo humano. Para él, el hombre era el modelo del universo y lo más importante era vincular lo que descubría en el interior del cuerpo humano con lo que observaba en la naturaleza. Es curioso observar que una línea imaginaria trazada desde el plexo solar, como centro del cuerpo, a la parte superior de la mano tendría exactamente esa inclinación y parece establecer una vía de salida a la Cuarta Dimensión.
Para alcanzar ese cambio profetizado en la Tierra por el que el planeta y sus habitantes deberíamos pasar a la 4D, es preciso que el eje terrestre alcance una inclinación de 32º con respecto a una vertical ideal o grado cero, lo cual determinaría un clima estable en todo el planeta, sin inviernos ni veranos o cambios de temperatura apreciables. Pero una inclinación como esa supondría severos cambios en la naturaleza de nuestro planeta y por ende en el comportamiento de los seres humanos, que nos veríamos seriamente afectados por él.
En el plano sutil el Amor es la espiral áurea, mientras que el pensamiento humano es angular. La espiral es el plano viviente o la pieza que ensambla la evolución de los patrones geométricos.
El Amor Sagrado y el sexo tántrico permiten también eventualmente el acceso a la Cuarta Dimensión forzando una posición en la que la cabeza de la mujer esté inclinada en el ángulo preciso. Pero cuando el corazón humano accede a un amor muy profundo, el amor y la espiral que crea hacen ladear la cabeza a 32º, de forma natural. Ese mismo amor, al ser incrementado, es la motivación propulsora que permitiría el acceso al cuarto eje de rotación o "más allá".
En resúmen, la espiral sabe qué hacer con la geometría angular y cuándo hacerlo. Sin embargo, los patrones geométricos angulares (el pensamiento) por sí mismos necesitan una pauta a seguir. La espiral áurea (el Amor) es el líder mágico para las geometrías angulares del Pensamiento. Éste necesita del Amor para mantener un orden cohesivo y una distribución fluida, mientras entra dentro y a través del momento de amor o implosión. Esto establece el fractal ordenado y la matriz holográfica en todas las escalas y planos, lo que llamamos anidacion infinita.
Si se usan patrones geométricos angularees para visualizar o meditar es necesario tener en cuenta que debe volverse a la espiral centro-corazón-sentimientos para cambiar los estados de conciencia y/o la intención o dirección. La espiral es y será siempre la puerta infinita de acceso a todos los planos y dimensiones.
Si el corazón y la mente entran en desacuerdo, la realidad de fisura. Por lo tanto, si la geometría y la espiral son separadas de forma sustancial, ofrecerán poco de su potencial disponible. Íntimamente ligados al Amor, la espiral, la esfera, los sólidos platónicos y otros, están todos los bloques de construcción de la Creación.
Por lo tanto, ¡el amor es la fuerza conductora más inteligente y creativa que existe en el universo! El Amor es el adhesivo que mantiene y sostiene juntas a toda la Vida y a la Creación.
Es evidente que nos encontramos al final de una era.
Los medios de difusión revolvieron las conciencias de las masas allá por 1998, cuando el fin del milenio se aproximaba. Todas las profecías parecían apuntar a que, coincidiendo con el tercer milenio, un cambio de eras iba a producirse y, con él, una situación apocalíptica que nos llevaría a la destrucción de las dos terceras partes de la humanidad y a una elevación a un nivel superior de aquellos seres humanos que con anterioridad hubieran conseguido alcanzar una espiritualidad avanzada o lo que es lo mismo: un nivel vibracional más alto.
Pero detrás de toda esta movilización de prensa, radio, TV y pseudo-iluminados algunas organizaciones de alto nivel mundial extendían sus peligrosos tentáculos. Y, tras ellas, algo mucho más fuerte y poderoso…
La idea de la Nueva Era de Acuario ha sido propagada como un reguero de pólvora para fomentar un movimiento espiritual forzado, a la sombra del cual han surgido numerosos grupos de ayuda, meditación, etc. No pongo en tela de juicio la buena intención de esas personas, pero sí que me preocupa en gran manera la inteligente conducción de la que están siendo objeto por parte de mentes muy peligrosas que se aprovechan de la situación de stress emocional y mental que el boom tecnológico de los últimos cincuenta años ha provocado en las masas.
El cambio de milenio nos ha abocado hacia una situación de stress mucho más intensa.
Durante los últimos días del año 2004, una desviación del eje magnético del planeta agravó los síntomas: los días ya no parecen cundir lo que cundían antes; parecen haberse acortado, como si la medida de nuestro tiempo hubiera variado significativamente. También a este respecto hubo desinformación, puesto que la desviación del eje se había producido antes y no después del tremendo tsunami de dolorosa memoria. A partir de aquel momento, la medida del tiempo se alteró: a pesar de que aparentemente seguimos teniendo días de 24 horas, éstas ya no nos son suficientes para hacer las mismas cosas que antes hacíamos sin esfuerzo. Nos parece que nuestro rendimiento ha disminuido, cuando lo que sucede es que es el tiempo de la Tierra el que ha “encogido”.
El día primero de septiembre de 2005 una gran cantidad de ondas de alta frecuencia bombardearon nuestro sol y su consecuencia fue que una alta emisión de rayos X y Gamma llegaron a la Tierra alterando su magnetismo de forma notable: el índice Kp sufrió una gran elevación, de tal manera que las mediciones desbordaban los aparatos, pues superaban el nivel nueve y no fue posible determinar la causa de ese gran aumento. Lo cierto es que como consecuencia de ello se formaron dos nuevos huracanes y las líneas de teléfonos, las informaciones provenientes de los satélites, los GPS y numerosos aparatos electrónicos sufrieron alteraciones hasta un punto tal que las líneas aéreas se vieron en la necesidad de modificar sus rutas y la altitud de sus vuelos.
A los dos días, la cantidad de energía se había intensificado, el magnetismo terrestre había disminuido notablemente y al cabo de 24 horas más ya se encontraba bajo mínimos.
Como consecuencia de ello, los pájaros se desorientaron y también los grandes mamíferos acuáticos, los cuales, a partir de aquel momento, empezaron a aparecer en aguas que no les eran propias. De eso saben mucho las organizaciones de defensa de la naturaleza que desde entonces desarrollan una intensa labor para rescatar a los que en su desconcierto quedaron embarrancados en playas y bancos de arena. Pero no para ahí la consecuencia de esos cambios, pues a la vuelta de un par de años puede producirse en la población humana mundial un aumento significativo de enfermedades degenerativas de todo tipo. Hay que considerar que si el magnetismo terrestre llegara a un punto cero la esperanza de vida en nuestro planeta sería de pocas horas.
Sin llegar a estos extremos, la disminución del magnetismo terrestre atrae hacia la Tierra todo tipo de cuerpos espaciales y nos expone a lluvias de meteoritos, con la evidente amenaza de un impacto grave.
Es más que probable que se produzcan nuevos movimientos en el fondo de nuestros mares y en las capas profundas de la tierra que provoquen nuevos terremotos y tsunamis, pero no es menos cierto que un exceso de radiación unido a un descenso continuado del magnetismo dejaría a la Tierra sin su capa protectora y por lo tanto expuesta a los rayos solares, lo cual haría igualmente imposible la vida sobre el planeta. Solamente en cuevas profundas sería tal vez posible la supervivencia de algunos pocos.
Ahora bien, ¿conocen esta posibilidad nuestros científicos, nuestros políticos, las mentes pensantes del planeta? Es evidente que conocen el problema y que han podido preverlo desde mucho antes de que se produjera. ¿Por qué, si no, ese inmenso presupuesto gastado en investigación espacial, cuando hay tantos males que atajar en nuestro propio plantea? ¿Es acaso más importante conocer el espacio que salvar de una muerte segura por inanición a millones de niños, o de investigar los posibles remedios para esas plagas que asolan a la población humana llamadas cáncer o SIDA?
Sí lo es. Y aunque a simple vista pueda parecer que es una medida cruel y despiadada, o pueda barajarse la hipótesis de que se deja morir impunemente a esas pobres criaturas del tercer mundo para frenar el avance demográfico, la cruda realidad es que se está buscando una vía alternativa de salida al problema al que nos estamos enfrentando.
Debemos reconocer, aún contra nuestra voluntad, que la Humanidad no estaba preparada para los adelantos que se han producido durante los últimos cincuenta años, debidos en gran parte a la investigación de la tecnología llegada del espacio en 1.947 y cuyo cuartel general se encuentra en la misteriosa Área 51 en U.S.A., o sea, la base restringida de Groom Lake, en Nevada. ¿Quién podría asegurar que las naves de los casos Roswell o Aztec en Nuevo México, o el de Spitzbergen, en Noruega (1.946) no fueran accidentes cuidadosamente planeados por los que se ha dado en llamar nuestros “Hermanos Oscuros” o lo que es lo mismo, los llamados “grises” o Zeta-reticulianos para impulsar una tecnología para la cual no estábamos preparados?
Nuestros científicos han alcanzado una serie logros no por evolución natural de la propia tecnología humana, sino a través de la investigación de otra tecnología que estamos aún muy lejos de comprender. No pueden, por lo tanto, contemplar sus descubrimientos con el amor que despertaría en sus corazones una obra fruto de su propio desarrollo.
Todo ello, por supuesto, ha sido llevado a cabo en el más riguroso de los secretos, que puso al descubierto hace algún tiempo el llamado Informe Matrix. Con el fin de controlar todo lo relativo a este tema, a principio de los años cincuenta el gobierno de los Estados Unidos reunió a un grupo de doce personas, el MJ-12 (Majestic-12). Esta información salió también a la luz pública de una forma extraña y muy sospechosa.
Pero no es el MJ-12 lo que nos preocupa ahora, sino una organización que podría, incluso, dominar a estos doce personajes, una organización tan poderosa y bien alineada que controla a cientos (por no decir a miles) de los llamados grupos de Nueva Era, fomentando una pretendida espiritualidad de nueva generación.
Se nos deslumbra con buscar una pretendida elevación de la humanidad como antes se nos distrajo con la política o con el fútbol. Aunque para algunos sea una creencia en la que depositar sus anhelos más profundos, no pasa de ser un control de un determinado tipo de masas, igual que lo es para otros la sociedad de consumo o el mundo de los estupefacientes. Nuestra juventud más radical está siendo conducida hacia las drogas para evitar que su mirada se dirija hacia otros objetivos que posiblemente harían peligrar un bien estructurado sistema.
Ciertamente debemos buscar la elevación espiritual de la humanidad en su conjunto, pero de eso y de la forma adecuada de conseguirlo nos ocuparemos más adelante.
Por debajo de todo esto, o más bien a causa de ello, la Humanidad ha enloquecido completamente. Los estudios genéticos ocultan tras de una fachada benefactora la antigua ambición de construir una nueva raza de hombres perfectos que puedan desafiar sin problemas al tiempo, a la enfermedad y a la ignorancia. Si lo consiguen, habrán creado un nuevo monstruo, repitiendo el error cometido por nuestros Hermanos Mayores al principio de los Tiempos.
Aquello que resultó ser un gran error en el pasado remoto está ahora repitiéndose y nosotros mismos seremos los artífices de tal desatino: las modificaciones genéticas para diseñar una nueva raza que supere a la nuestra crearán una humanidad distinta que destruirá de inmediato a la actual, por pura necesidad de ser. Una nueva raza, con modificaciones en sus códigos de conducta cuidadosamente previstas que la asemejarán en gran manera a los tan temidos grises: un nivel de inteligencia más alto, supresión de las emociones, acentuación de su lado más oscuro… ¿Acaso no sería esta una humanidad ideal para aliarse a nuestros enemigos cósmicos?
Necesitamos urgentemente dar a conocer lo que en su día sucedió para no repetir el mismo error; necesitamos tomar cartas en el asunto, inmediatamente. No vale conformase con la excusa de pensar que cada uno de nosotros es un ser aislado: la unión de todos es una fuerza poderosa, capaz de vencer todos los obstáculos. Ellos lo saben y por eso dividen, separan, condicionan.
En 1963, en Iron Mountain se reunieron los más prestigiosos investigadores, científicos y políticos y la terrible conclusión a la que llegaron fue que las masas son más fácilmente dominables cuando están sometidas a la presión de una situación de guerra que, entre otras cosas, despierta la necesidad de ser más ingenioso y creativo. ¿Sería entonces una amenaza de invasión extra-terrestre una forma de controlar al pueblo? Probablemente.
Tal vez sería ésta la única forma de unir a todos los hombres contra un enemigo común llegado del espacio exterior. Pero nuestras dificultades tienden a aumentar en la misma medida en que nos convertimos en un peligro para la Oscuridad , lo que supone que aquellos que no soporten con entereza las adversidades caerán rápidamente del lado oscuro, poniendo en peligro al resto.
A propósito de esto último: ¿no parece muy chocante que las grandes catástrofes humanas o las situaciones de guerra sucedan justamente en momentos en que las crisis económicas amenazan a nivel mundial?

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