Soberano de todos los Cielos y de todas las tierras, de cuyo nombre ya todos nos hemos olvidado,
No permitas, Señor, que tu Perfección,
que debería resplandecer en todos nosotros, se empañe con los odios y la envidia.
No consientas, Señor, que a nuestros oídos
ensordezca tu Voz con el fragor de las bombas.
Que tu Voluntad, eficaz en todo y por todo,
sea nuestra voluntad de no combatir la guerra con la ira, los
hurtos, el vandalismo y el pillaje.
Se nos perdió el pan de tu Amor, Señor,
y ahora deberemos buscarlo entre los escombros que ha sembrado nuestra
inconsciencia.
Perdónanos, Señor, porque no sabemos lo que
hacemos ni lo que decimos.
Concédenos la capacidad de perdonar a quienes
no conocemos, pero que sin embargo nos creemos dignos de juzgar, aún sin
conocer los verdaderos motivos de sus actos.
No nos dejes caer en la tentación de pensar
que somos mejores porque decimos NO a la guerra, utilizando la misma
violencia.
Líbranos, Señor, de nuestro propio mal y de
nuestra soberbia, que de los males ajenos ya creemos nosotros que sabemos
como librarnos.
Para que así, Señor, podamos ser dignas
chispas de Ti por toda la
Eternidad.
Que así sea.
De mi libro "GOTAS DE ALMA"
De mi libro "GOTAS DE ALMA"
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