“Urano, dios del cielo, se extiende en la oscuridad nocturna amorosamente sobre la tierra, pero en el momento de la fecundación es mutilado con violencia por su hijo Cronos. Los testículos flotan durante largo tiempo en el rompiente del mar. Espuma blanca surge del semen divino, y en ella crece una doncella”… Afrodita ha nacido.
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“!Amor, amor que por los ojos destilasel deseo, infundiendo un dulce placeren el alma de los que sometes a tusataques, nunca te me muestresacompañada de la desgracia nivengasdiscordante, ni el dardo delfuego, ni el de las estrellas es máspoderoso que el que sale de lasmanos de Afrodita y Eros, hijo de Zeus”Eurípides, Hipólito
 Después de su nacimiento en el mar, el viento empujó la espuma de las olas hacia la isla de Chipre, donde las Horas la recibieron alegremente y le impusieron la vestimenta divina. Así ataviada, la condujeron ante los demás dioses quienes la saludaron con exultante alegría y se enardecieron de amor
Si bien, como dijimos en otras ocasiones, toda la Leyenda Dorada parte de Zeus, casi todos los eslabones son unidos por Afrodita y Eros. Sin ellos nada hubiera ocurrido y el mundo sería insoportablemente hostil a la vida. Comprender el sentido real de Afrodita no es simple, esconde el sentido profundo de la armonía.
Son actos de Afrodita los placeres del amor, ella es la delicia del abrazo. Asociarla con el matrimonio es un gran error de concepto. La esencia de su ser no tiene nada que ver con lo matrimonial, sino más bien todo lo contrario; “Afrodita del desorden”, la llamaban. Viene de ella el deseo absoluto que rompe lazos y cualquier vínculo y la fidelidad mas absoluta, sagrada solo por compenetrarse con su deseo, por eso es la diosa del “Deseo”.
Cuenta la historia que Zeus la entregó en matrimonio a Hefestos, el dios cojo, el divino artesano, el dios deforme. Pero la más hermosa de las diosas amaba desde siempre a Ares, el irascible dios de la guerra, el más odiado, el dios de estatura descomunal…
Se dice que una noche, aprovechando la ausencia de Hefestos, los amantes se estaban regocijando en el lecho de Afrodita. No se dieron cuenta, como es lógico, que se acercaba el amanecer y fueron sorprendidos por Helios (el Sol) en su camino. Este no dudó en ir a contarle a Hefestos lo sucedido. Éste no dijo nada, pero comenzó a preparar en secreto una trampa. Se trataba de una red invisible, que solamente él podría accionar. La instaló luego en torno al lecho de su esposa.
Una noche fingió un nuevo viaje que los amantes no tardaron en aprovechar.
Cuando se encontraban en el lecho, Hefestos accionó la red y los atrapo en ella, ya que la red les impedía todos los movimientos. Entonces, llamó a todos los dioses. Estos, cuando llegaron y vieron la escena, irrumpieron en olímpicas carcajadas. Por pedido de Poseidón, el dios ofendido liberó a los amantes. Hermes, al ver el cuerpo desnudo de Afrodita, se enamoró de ella y, no pudiendo contener la admiración que le había provocado, comentó: “Con tal de tenerla, no me importaría caer en la red más fuerte.”
Afrodita es la pura belleza y la gracia en el sentido de Carisma, rodeada del húmedo brillo del placer… Ares, agresivo e irascible, es de talla sobrehumana. Es el mismísimo dios de la Guerra. Se arrojó durante toda la eternidad en los brazos de Afrodita que lo conducía al éxtasis. Así nació Harmonía, una de las hijas de ambos. Referencia obvia a la armonía que es el punto culminante del mundo de Afrodita.
 Durante todo el tiempo Afrodita amó a Ares, lo que no le impidió tener otros amores, que como veremos incluían a mortales. Pero ¿cómo siguió la historia de Hermes? Sufría el dios enamorado de la más bella, sin que ella lo notara. Zeus, compadecido, fue en su ayuda, como siempre que el Amor lo necesitaba. Entonces, un día en el que Afrodita se bañaba en un lago, envió un águila para robarle una de sus sandalias doradas. El águila, con la sandalia en el pico, voló hacia Egipto, donde se encontraba Hermes, con el fin de entregársela. Afrodita la persiguió hasta la ciudad, allí encontró su sandalia y un dios enamorado. A cambio de la sandalia entregó su cuerpo al dios. Pero el significado oculto de esta entrega es, en realidad, el profundo agradecimiento que sentía la diosa ante las palabras de Hermes cuando la vio atrapada en la red.
Cuenta Homero en la Odisea que el ungüento de Afrodita se llama “Kalos”(belleza, hermosura). Un día la diosa se lo regaló a Faon porque la llevó desde Lesbos a tierra firme bajo la apariencia de una vieja. Desde ese momento el barquero fue el hombre más hermoso y el objeto del deseo de todas las mujeres. Safo, más allá del mito moderno, se tiró por él al mar.
Es muy llamativo que esta diosa traiga la felicidad a los hombres -siempre y cuando no se opongan a sus designios, como Hipólito-, mientras que a las mujeres, en gran parte de los casos, las lleva al desastre. Desata en ellas una pasión ciega y muchas veces hasta criminal por un hombre ajeno. O Genera amores frustrados o genera locura a quienes se oponen a ella.
Aura, por ejemplo. Era amada locamente por Dioniso, pero la joven cazadora lo rechazaba. Dioniso recurrió a pedir ayuda a Afrodita, quien hizo enloquecer a la muchacha de forma tal que ésta se entregó al dios. Pero, al parecer, se le fue la mano. La joven Aura se entregó al dios y concibió de él dos niños gemelos, pero en su locura la madre los desgarró y luego se precipito al río. Cabe preguntarse si, tal vez, los mató por el simple hecho de que quería vengarse de Dioniso, quien le había resultado irresistible.
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