Los druidas se presentan a menudo como sacerdotes de la religión celta, pero su papel envolvía muchos aspectos más. Los druidas formaban una clase social independiente, representando la clase intelectual de la sociedad. Aunque también desempeñaban funciones religiosas, no se limitaban a ellas. Eran entre otras cosas bardos, médicos, astrónomos, filósofos y magos.
Sin embargo, se pueden diferenciar tres funciones entre los druidas, aunque la separación a veces no era muy clara y ciertos autores se muestran escépticos (T.D.Kendrick):
• Los "Druids", que enseñaban el arte de la guerra y que disponían de poderes mágicos.
• Los "Bairds" o bardos, que eran responsables de la tradición oral.
• Los "Filidhs" o videntes que predecían el futuro.
También hay que distinguir entre los druidas celtas (hasta el final de las culturas celtas independientes, coincidiendo aproximadamente con el comienzo de la Edad Media) y los druidas modernos. Los primeros desaparecerían sin dejar testimonio escrito. Los últimos se desarrollaron en Gales e Irlanda según conceptos de la Edad Moderna y unen tradiciones con ideas actuales, nacionalismos y romanticismos.
La procedencia de la palabra "druida" está muy debatida. Dr. O'Hogain supone que deriva de la palabra celta para "rico en conocimientos", mientras que otros aseguran que ha derivado de drus, la palabra celta para roble. Otra teoría finalmente lo relaciona con dru (cuidadoso, a fondo) y uid (saber).
No se conocen escritos directos de druidas de la antigüedad, ya que, al parecer, los druidas pasaban su saber sólo por tradición oral a sus alumnos. Existen algunos textos de la Edad Media baja o tardía de Gales, Irlanda y Escocia que se relacionan con tradiciones de los druidas. Sin embargo, se trata habitualmente de textos mitológicos que ya tienen una cierta influencia cristiana y que sólo admiten unas conclusiones limitadas sobre los druidas de la antigüedad.
Con anterioridad tenemos fuentes clásicas -e indirectas- principalmente romanas. De Plinio el Viejo sabemos que los druidas vestidos de blanco cortaban el muérdago con hoz de oro; además nos habla de sacrificios taurinos presididos por druidas, así como de su veneración de diversas arboledas o árboles y plantas sagrados como el roble, el avellano, o el muérdago; o lugares naturales como la cima de ciertas colinas, corrientes de agua, y lagos, así cómo del cielo, la tierra, el mar, y el fuego -que veían como algo purificador- recogiendo una costumbre presente en las comunidades celtas en las que servían. El muérdago entre los druidas era una planta sacra. Aunque a menudo se atribuye a este sentido sus propiedades medicinales, es poco probable que sea la razón única. Más verosímil es que se deba a que el muérdago está aún verde en invierno cuando el resto del árbol parece sin vida. Hay otras fuentes que dicen que esto se debe a que crece sin tocar el suelo, y por eso se lo recogía en una tela blanca.
Ya anteriormente Julio César mencionaba a los druidas en su "De Bello Gallico" y quien nos informa que los druidas usaban al alfabeto latino o griego incluso en sus escritos sagrados por “temor que (el de ellos) llegara a vulgarizarse y que la memoria de los sabios (o estudiantes) pudiera decaer”. Estas referencias tienen ciertos paralelismos con relatos de Posidonio (135 - 51 a. C.), quien nos da una imagen idealizada helenística del druida como filósofo. Éste autor también afirmaba que se encargaban de castigar a determinados miembros de la sociedad expulsándolos de ceremonias religiosas, y por tanto de la sociedad. Hay que ver los relatos de César, como los de los demás autores, con un cierto escepticismo, ya que eran ajenos a esta cultura.
Diodoro Sículo afirmaba de los druidas que a veces antes de una batalla se interponían entre los combatientes para evitar el combate, así cómo que predecían el futuro mediante la observación del vuelo y los reclamos de las aves y el sacrificio de animales sagrados, así cómo que creían en una especie de reencarnación, según la cual al morir el alma migraba de un cuerpo a otro.
Con la conquista de los países celtas (Iberia, Galia, Britania) por parte del Imperio romano se desvanecía la influencia de los druidas, los cuales entre otras figuras fueron de acuerdo con Plinio prohibidos por el Senado en un decreto que posteriormente Tiberio renovó en el año 54 d. C. Un último bastión era la isla Anglesey (Ynys Mon) situada al norte de Gales, que fue destruida por los romanos en 60 dC. Los últimos relatos de la Irlanda de la baja Edad Media ya muestran influencia cristiana y diabolizan a los druidas como enemigos de la Iglesia católica.
Hay una raza de hombres, hay una raza de dioses. Cada una de ellas saca su aliento vital de la misma Madre, pero sus poderes son diversos, de suerte que unos no son nada y otros son los dueños del cielo , que es su ciudadela para siempre. Sin embargo, todos nosotros participamos de la Gran Inteligencia; tenemos un poco de la fuerza de los inmortales, aunque no sepamos lo que el día nos tiene reservado, lo que el destino nos tiene preparado antes de que cierre la noche. Píndaro, "Oda"
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