Todo muere.
Una antigua
profecía dice que, con los millones de años, hasta la muerte morirá.
Eso pasa también con el amor humano. La mayoría de veces nace, crece, se endurece y con el tiempo se desvanece.
Pero hay amores que no mueren jamás.
Son esas personas que llegan a tu vida de puntillas, pero que dejan una huella indeleble.
Son amores “hechos a medida”.
Podría parecer que vivir un amor así es una bendición, pero es todo lo contrario.
Cuando encontramos a una persona que parece que nos la hayan fabricado a medida (en todos los sentidos de la palabra) ese amor está condenado a nacer, crecer, endurecerse… pero jamás se desvanecerá. Su recuerdo se perpetúa en los momentos vividos; momentos felices, apasionados, tiernos.
Cuando termine le buscaremos en cada persona que llegue a nuestras vidas. Pero nadie, por muchos que sean los años transcurridos después de ese amor insano, podrá llenar el vacío que nos deja la ausencia de ese ser a nuestra medida: único, excepcional, increíblemente seductor y atrayente…
Y nadie, NADIE, conseguirá siquiera hacernos sentir una pizca de lo que ese amor imposible despertó en nosotros.
En resumidas cuentas: un amor no de este mundo hacia un ser quimérico, un EXTRATERRESTRE.
Eso pasa también con el amor humano. La mayoría de veces nace, crece, se endurece y con el tiempo se desvanece.
Pero hay amores que no mueren jamás.
Son esas personas que llegan a tu vida de puntillas, pero que dejan una huella indeleble.
Son amores “hechos a medida”.
Podría parecer que vivir un amor así es una bendición, pero es todo lo contrario.
Cuando encontramos a una persona que parece que nos la hayan fabricado a medida (en todos los sentidos de la palabra) ese amor está condenado a nacer, crecer, endurecerse… pero jamás se desvanecerá. Su recuerdo se perpetúa en los momentos vividos; momentos felices, apasionados, tiernos.
Cuando termine le buscaremos en cada persona que llegue a nuestras vidas. Pero nadie, por muchos que sean los años transcurridos después de ese amor insano, podrá llenar el vacío que nos deja la ausencia de ese ser a nuestra medida: único, excepcional, increíblemente seductor y atrayente…
Y nadie, NADIE, conseguirá siquiera hacernos sentir una pizca de lo que ese amor imposible despertó en nosotros.
En resumidas cuentas: un amor no de este mundo hacia un ser quimérico, un EXTRATERRESTRE.
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