Es urgencia interior que me arrebata, es un salirme de mi misma por cada poro de mi piel en un intento de abarcarlo todo. Es la necesidad de darme, de dejar de ser yo, de serlo todo. Es un querer crecer en todas direcciones, desesperadamente, para llenar el tiempo y el espacio, para llenar de luz la noche. Es miedo y risa, amor y llanto. Dime cual es mi identidad ahora... que ya no sé quien soy, que ya ni me conozco.
Dime quien me provoca ese fuego interior, dime quien lo encendió y con qué motivo. Que es tan grande lo que hay dentro de mi que ya no lo contengo, que debo liberarlo y dejar que siga su camino en busca de otras almas, de otros corazones... que eso que yo siento, eso que me traspasa cual si fuera un canal para expresarse, no es ni mío ni tuyo, es para Todo. Déjame derramarme y sé la mano que vigila mi fuego para que nunca muera.
Que yo ya no soy yo, yo soy un Uno.
Dejé de ser quien era para ser piedra, árbol, flor. Ahora soy jardín y mariposa, una ráfaga de aire, una ola de mar, una concha enterrada en la arena. Dejé de tener nombre para tener todos los nombres. Dejé de ser mujer para ser, a la vez, mujer y hombre.
Dime quien alimenta esa llama, dime quien le añade la leña que hace que crezca y crezca a cada instante, dime tú quien eleva esa espiral ardiente cada vez más arriba, como una gran hoguera que, al llegar a la cima, se derrama en miles de pavesas deslumbrantes, abrazándolo todo, como chispas de amor incandescente que quisieran traer calidez al momento más frío, iluminando el instante más negro de la noche: el que precede al alba.
Dime Quien lo provoca y con qué fin.
Y, si hablas con Él, dile que nunca pare de avivarlo.
De mi libro "GOTAS DE ALMA"
No hay comentarios:
Publicar un comentario