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viernes, 5 de agosto de 2016

DESVELANDO EL MISTERIO 20: Traspaso de un don

Tras el nacimiento de Eliezer, Moshé volvió a sumirse en una de aquellas penosas épocas de mutismo. Dedicaba mucho tiempo al pastoreo y, cuando no estaba con el rebaño, solía sentarse alejado del campamento, en silencioso retiro.
—Sé que Eloah escucha mi oración sin palabras —me dijo un día.
—Somos felices —le respondí—, nos amamos y el Señor nos ha concedido dos hermosos hijos varones. Tu rebaño es ahora uno de los mayores de la tribu. ¿Qué otra cosa puedes pedirle?
—Que me hable —me dijo, con una tranquilidad pasmosa.
La seguridad con que había pronunciado aquellas palabras hubiera debido alarmarme.
Recordé entonces una frase de padre, pronunciada pocos días antes de la boda: «Nada sabes del pasado de este hombre»; y al parecer nada sabía, tampoco, de su presente.
Por un momento pensé que mi esposo había enloquecido.
—¿Qué… te hable? Eloah sólo se ha revelado a los grandes profetas.
—Un solo y único Dios existe y se revela, no sólo a los profetas, sino también a quienes confían en Él con fe ciega. Si pudo manifestarse a un Faraón, también puede hacerlo conmigo.
No era la primera vez que hacía alusión directa al Faraón Hereje Akhenatón: cuando el mercader le había hablado del proyecto de Ramesés Meriamón para la nueva capital del Imperio, le había escuchado comparar Pi-Ramesés con Akhetaton, la Ciudad del Disco.
—Estoy seguro de que lo hará. Más tarde o más temprano, Él me hablará.
Ahora estaba segura: el sol del desierto le había calcinado la razón.
Tanta certidumbre no podía ser buena y mucho menos la arrogancia de creerse comparable a un profeta o a un rey. Dejé que pensara que creía en sus palabras, pero estaba segura de que el buen Eloah no se manifestaría a quien daba semejante muestra de soberbia.
Al día siguiente me encaminé resueltamente hacia la tienda de safta Tamar. La encontré sola, tumbada sobre su estera y recostada sobre varios cojines que alguna mano amiga había arreglado para mantenerla ligeramente incorporada. Al verme entrar, sonrió débilmente.
—Te esperaba.
Safta… estás enferma y te han dejado sola. ¿Dónde están tus cuidadoras?
—Las envié a sus casas. Necesitaba hablarte a solas.
—¿Sabías que vendría?
—Sí. Tenías que venir para que yo te haga donación de mi gracia.
—Pero yo he venido para…
—Tú has venido porque dudas de tu esposo.
—¿Cómo sabes…? —la pregunta se congeló en mis labios. Era evidente que safta «sabía».
—Sé, solamente, lo que debo saber en cada momento. Eso será también contigo después de que nazca tu hija. Para eso era necesario que vinieras a mí.
Me avergoncé porque, sabiendo que estaba enferma, hacía mucho tiempo que no iba a visitarla. Como si hubiera escuchado mis pensamientos, me dijo con una infinita paz:
—Has estado muy ocupada atendiendo tu casa, a Moshé, a un niño pequeño… y todo eso con un nuevo hijo en camino. Después el momento del parto, la purificación, una nueva demé tahorá… y la preocupación por la actitud de tu esposo.
—Es cierto, pero hubiera debido…
—Hubieras debido confiar plenamente en mis palabras de hace cuatro años, niña. Moshé no está loco; tampoco es un ladrón, ni un asesino: te dije que verías grandes prodigios llegar a tu vida y éstos están ya cercanos, muy cercanos —un acceso de tos la interrumpió—. No queda mucho tiempo… ven, acércate.
Lo hice y ella me indicó que me arrodillara su lado. 
En silencio trazó unos signos extraños sobre mi frente y luego, con voz trémula que se apagaba por segundos, entonó una especie de cántico en una lengua que no comprendí.
—Ya está —dijo después de un largo silencio, durante el que no me había atrevido a moverme de mi posición—. Ahora puedo morir tranquila.
—No digas eso. Tú no vas a morir… aún…
Tenía los ojos fijos en mí y una extraña sonrisa en el rostro.
De pronto sentí como una especie de brisa, a la vez dulce y fresca, me atravesaba dejando en mi interior un sentimiento de amor sin límites. Entonces me di cuenta de que había muerto. La anciana Tamar nos había dejado para siempre.

Del Capítulo 10 de "Faraón sin Reino" (libro en busca de editor)

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