BIENVENID@ A ESTE BLOG

BIENVENID@ A ESTE BLOG
La Esencia de la Diosa vive en el corazón de cada mujer y en el de algunos hombres sensibles que saben serlo sin perder por ello su masculinidad. Espero de todo corazón que te guste el contenido de esta página y te animo a participar en ella activamente publicando tus comentarios o utilizando el botón "g+1" para recomendar las entradas que te gusten.

sábado, 24 de septiembre de 2016

D.E.M. 29: Secretos oscuros

—…un desgraciado día, llegó un mensajero procedente de Shedet. Traía noticias del Sumo Sacerdote de Per-Sobek.
Había oído hablar de la ciudad de Shedet: se encuentra más o menos a tres días y medio de marcha desde Iunu y aproximadamente a uno y medio de Madián, donde nací. Ha crecido en el corazón de un extenso oasis, a orillas de un lago de agua dulce que se abastece constantemente de las aguas del río Hapi gracias al atrevido diseño de un apiru, un constructor de canales perteneciente a la tribu de Isacar. El limo negro de las crecidas llega también a ese lugar para fecundar su fructífera huerta.
Aquel lugar —continuaba Nefertari— se encuentra bajo la protección del dios Sobek, en cuyo templo los sacerdotes custodian secretos ancestrales procedentes de «la otra» cultura de los dioses primigenios, aquella que tanto Ramesés como Nebchasetnebet habían ambicionado conocer y que había quedado en el olvido cuando ambos tuvieron que separarse.
Al parecer un extranjero, probablemente un apiru que conocía bien Per-Sobek, había penetrado en el recinto sagrado, profanado el Sancta Sanctorum y robado los secretos mágicos del dios, ocultos en aquel lugar.
Un sudor frío empapó mi frente y por un momento creí que iba a desmayarme.
¡Aquella inesperada revelación acababa de dar sentido a las inexplicables y largas ausencias de Moshé! Cuando abandonaba el campamento para, aparentemente, conducir el rebaño a pastos mejores, cuando me dejaba sola durante tantos y tantos días…


Ningún apiru podía haberse atrevido a profanar un templo; ningún hermano podía conocer el secreto que se escondía en Per-Sobek. Ninguno… ¡excepto Moshé!
....
Al cabo de muy poco tiempo, noticias parecidas llegaron desde los templos de Nubit y Dahamsha. Profundamente consternado por aquellos robos y seguro de saber quienes eran los culpables, Ramesés mandó apresar a los constructores de Per-Sobek, que fueron ejecutados por traición y profanación, después de ser torturados. Pero ni uno de ellos reveló dónde habían escondido su sacrílego botín. Ni los más expertos verdugos consiguieron arrancarles una sola palabra y los Secretos Sagrados han continuado perdidos.
A pesar de que sus métodos podrían parecer un tanto crueles, los motivos que le movían eran elevados: Ramesés estaba decidido a evitar que aquellos conocimientos malévolos cayeran en manos de quienes pudieran hacer un mal uso de ellos. Como Adepto de la Magia Suprema del Sacerdocio y máxima autoridad religiosa del país, conoce todos los secretos y sabe demasiado bien que, a través de los conjuros y artefactos que hasta aquel momento había estado protegiendo, pueden invocarse las Fuerzas del Caos. Ya no podía evitar que se utilizaran los Arcanos Oscuros que habían sido robados, pero aún podía poner a buen resguardo los que estaban intactos. 
Entonces fue cuando decidió cambiar de lugar los tesoros que todavía no habían sido expoliados. Pero su estrategia alteró el sistema energético que aquellos dioses habían creado y que mantenía en conexión todos sus templos. El resultado creo que ya lo conoces: desde entonces nos aflige una desgracia tras otra.
Ramesés estaba seguro de que todo lo sustraído había ido a caer en manos de los sacerdotes apiru y un gran rencor hacia ellos empezó a instalarse en su corazón. El pueblo de tu padre, mi querida Tzíppora, se había convertido en el peor de sus enemigos.
Durante meses se encerraba cada mañana en su santuario privado, intentando seguir la fuerza que se desprende de esos… artefactos secretos. Su intranquilidad crecía con cada minuto que pasaba hasta que, un día, supo que la energía oscura había sido despertada. La magia de Sobek había comenzado a funcionar.
Los conocimientos de un Mer Hekau incluyen capacidades tan sorprendentes como la de separar su Ba del cuerpo para desplazarlo al lugar que desee. Y Ramesés, lo mismo que Nebchasetnebet, había aprendido aquella técnica durante sus iniciaciones. Decidido a descubrir a los culpables, siguió el rastro de la energía y ésta le llevo hasta el monte Horev, donde descubrió que la ciencia robada a los otros dioses había sido ocultada en el interior de una cueva.
A través de su propio Ba, Ramesés pudo percibir el de un sacerdote apiru que, gracias a unos conocimientos que superaban los suyos propios y haciendo uso de las piedras azules de los dioses, una de las muchas joyas robadas, había conseguido atraer hasta allí a una presencia divina de aspecto extraño con la que estaba conversando frente a frente.
La imagen de Moshé relatándome su aventura en el monte Horev y la aparición de Yahovah en su Gloria se me reveló de pronto, en exacta correspondencia con las visiones de Ramesés. Un dolor agudo acababa de atravesar mi corazón como una flecha emponzoñada.
Ajena al dolor que aquella extraordinaria revelación me estaba causando, Nefertari continuaba su relato.
—Sus peores temores se habían confirmado y ahora estaba completamente seguro de que las autoridades religiosas del pueblo apiru se habían hecho con un saber y unos poderes que ponían en peligro el futuro del Imperio. ¡Tan potentes que podrían ser usados para invadir y conquistar el país de Khem
De "Faraón sin Reino", mi libro aún no publicado

No hay comentarios:

Publicar un comentario